Con fecha 23 de septiembre pasado, entrada 1264 de este blog “Política genocida”, calificamos como tal “a la política económica
liberal europea” y en especial a la aplicada por el gobierno en España del PP.
Releed:
Nos
aplican “una política económica inflexible a favor de la banca alemana aunque
ello conlleve la muerte de miles de ciudadanos. Lo de la muerte de miles de ciudadanos
(genocidio) no lo he dicho en sentido figurado: son muertes reales, por
recortes en gastos sanitarios (el caso de la hepatitis C en España, valga un
ejemplo, ha sido sangrante: 11 muertos diarios durante los 6 meses que tardaron
en distribuir el medicamento necesario, 2.000 fallecidos), por falta de
asistencia a dependientes, por demoras en las listas de espera en las citas
médicas provocadas por los recortes sanitarios… etc.. Y si la política era
genocida (lo es, lo sigue siendo, Rajoy persiste en mantenerla si gobierna), en
ese caso los que la aplican son a su vez genocidas. O no? Hay muchas maneras de
matar. Aunque los de guante blanco no quieren que les salpique.”
(Los
afectados son todos aquellos que, por falta de recursos, no podían sufragarse
los fuertes gastos de este tratamiento. Los que podían pagárselo pudieron
continuar con vida, dada la eficacia del mismo.)
Pues
bien, parece que por fin los tribunales han reaccionado. La noticia dice así:
Dos altos cargos del gobierno gallego de Feijóo serán imputados por homicidio
imprudente por las demoras que sufrieron los enfermos de hepatitis C para
recibir sus tratamientos entre 2014 y 2015. Félix Rubial y Carolina
Gómez-Criado son el presidente y la vicepresidenta de la CACFT (Comisión
Autonómica Central de Farmacia y Terapéutica) que da, o deniega, el visto bueno
a los hospitales para dispensar estos costosos y eficaces tratamientos contra
la hepatitis C. Los afectados clamaron a gritos en el Parlamento gallego contra
la Xunta, a comienzos del año 2015, llamando (con toda la razón) “asesinos” a los diputados del PP que rechazaron
la propuesta de la oposición de que fueran “criterios médicos y no los de techo
de gasto” los que decidieran la dispensa de los fármacos. En diciembre de 2015
la fiscalía denunció en el juzgado de guardia de Santiago a los dos altos
cargos como responsables penales, atribuyéndoles delitos de homicidio por
imprudencia profesional grave. Pocos son los imputados, pero bueno está para
empezar. Esperemos que se amplíe en breve tiempo.
Porque
no son sólo estos dos cargos los que deben apechugar con su responsabilidad por
estos homicidios, sino también la Consejería de Sanidad y el Presidente de la
Xunta, dada la gravedad de los cargos. Y al ser de ámbito nacional el daño mortal
ocasionado a estos enfermos, es el propio gobierno del Estado junto con su
presidente los que deben ser juzgados, dado que la desidia demostrada era
consecuencia de los recortes sanitarios aplicados por este gobierno.
En
cuanto a la calificación del delito como homicidio temerario (por imprudencia)
yo persisto en calificarlo como genocidio por reunir los requisitos exigidos por
la RAE que lo define como "exterminio o eliminación sistemática de un grupo humano por motivo de raza, etnia, religión, política o nacionalidad”, ya que los afectados son identificables como grupo y el daño ocasionado se debe a una aplicación continuada (sistemática) de su política económica genocida. En cuanto a los motivos tipificados en la anterior definición, más grave que “la raza, etnia, religión…” y tan identificable y concreto como ellos es su pertenencia a la clase económico-social más necesitada.
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