martes, 13 de septiembre de 2016

1254 (M 13/09/16) La táctica de las mentiras descaradas

      A ver si adivinan a quién nos estamos refiriendo:

     "Hace mucho tiempo, usted ya sabe quién insinuó que los propagandistas políticos deberían aplicar la técnica de la "gran mentira": plantear falsedades tan enormes, tan atroces, que en general se aceptarían porque nadie podría creerse que estuviesen mintiendo a tan gran escala. Y desde entonces, la técnica les ha funcionado bien a déspotas y aspirantes.
    Pero N. N. ha inventado algo nuevo, que podemos llamar la técnica del "gran mentiroso". Tomadas de una en una, sus mentiras son de tamaño intermedio; no son triviales, pero en su mayoría no llegan a ser un libelo de sangre. Sin embargo, las mentiras son constantes, llegan en torrente continuo, y nunca se reconocen, simplemente se repiten. Evidentemente, cree que esta estrategia mantendrá a los medios de comunicación desconcertados, incapaces de creer, o al menos decir abiertamente, que el candidato de un gran partido sea capaz de mentir hasta ese punto. Puntualizo: no, no estoy diciendo que N.N. sea otro Hitler. Es más parecido a Mussolini. Pero estoy divagando.
    Todos los políticos son seres humanos, lo que significa que a veces todos ellos maquillan la verdad. (Muéstrenme uno que afirme no mentir nunca, y les enseñaré uno que está mintiendo). La cuestión es cuánto mienten, y qué consecuencias tienen sus mentiras…/…
     Pero N.N. es un caso aparte. Miente sobre estadísticas como la tasa de desempleo y la tasa de lo que haga falta, miente sobre todo lo que habla y continuamente…, pero sobre todo miente acerca de sí mismo, y cuando las mentiras salen a la luz, se limita a repetirlas. ¿Por qué es aparentemente tan difícil obligarle a responder por unas mentiras tan descaradas y patentes? …/… Pocos en los medios de comunicación están dispuestos a aceptar el hecho de que su Partido ha nombrado candidato a alguien cuyas mentiras son tan descaradas y frecuentes que equivalen a una sociopatía.
    Sin embargo, ni siquiera esa observación explica la asimetría, porque algunas de esas mismas organizaciones mediáticas a las que aparentemente les resulta imposible señalar las patentes y trascendentales mentiras de N.N. no tienen problemas a la hora de acosar incansablemente a los candidatos de la oposición por pequeños errores y exageraciones en sus declaraciones, o a veces por actos perfectamente inocentes. Algo que resulta escandaloso.
     Y mientras tanto, si la pregunta es si N.N puede realmente salirse con la suya en su rutina de gran mentiroso, la respuesta es descorazonadora: a no ser que algo cambie, sí que puede."


    Ya lo habéis adivinado? Pues no, que no es él, sino Donald Trump de quien habla Paul Krugman en su último artículo del domingo pasado “Trump y la táctica del gran mentiroso”.

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