Pero bueno ¿qué hago? ¿Qué es esto de ofrecer
una imagen idílica, tierna, afable, en mis últimos textos sin sacar el Satanás
que llevo dentro? ¿No teníamos como motivo de este blog zarandear las mentes de
los lectores para obligaros a pensar por vuestra cuenta?
Pues
al tajo: no os habéis preguntado por qué las noticias compiten a ver cual es
más cruel, más sanguinaria, más morbosa? Pues porque nos dan lo que deseamos ver. Un medio
que informara sólo de noticias bondadosas no podría competir contra otro que
publicara desgracias. Se arruinaría. Los medios publican lo que les demandamos.
O sea, dicho a lo bruto, sin remilgos ni anestesias: lo que nos interesa son
las desgracias ajenas.
Y eso explica muchas cosas. Entre otras que nos partamos de risa cuando una vieja se pega una piña. O que abramos los ojos como platos cuando ajustician a alguien en público. O las lapidaciones… O que el PP siga ganando votos a pesar de que son delincuentes y mafiosos, que esto también va por ahí. Aplaudimos lo perverso! lo chulesco el conjunto de todos los males sin mezcla de bien alguno, que es lo que ocurre con el partido del gobierno. La maldad fascina (incluso una maldad de mierda como es la del PP).
Suena horrible, lo sé. Pero esconderlo es
hipócrita y sólo nos conduce al autoengaño, a la decepción y a dejarnos
desarmados ante la realidad que se impone sin remilgos. Mientras que si lo aceptáramos, entenderíamos muchas cosas que
dejarían de sorprendernos.
Nos enseñan principios morales para ser buenos y reprimidos, para ser sumisos y no rebelarnos. Y qué ocurre después? Que nos frustramos, nos decepcionamos, nos deprimimos. Y algunos hasta se pegan un tiro. A quién se le ocurre haberse creído que el amor es eterno, que hay que ser generosos, que hay que respetar a los “superiores”? Deberían enseñarnos la verdad. Lo que somos. Carroñeros, depredadores, falaces, taimados… Peor, peor, no podría irnos.
Y eso explica muchas cosas. Entre otras que nos partamos de risa cuando una vieja se pega una piña. O que abramos los ojos como platos cuando ajustician a alguien en público. O las lapidaciones… O que el PP siga ganando votos a pesar de que son delincuentes y mafiosos, que esto también va por ahí. Aplaudimos lo perverso! lo chulesco el conjunto de todos los males sin mezcla de bien alguno, que es lo que ocurre con el partido del gobierno. La maldad fascina (incluso una maldad de mierda como es la del PP).
Nos enseñan principios morales para ser buenos y reprimidos, para ser sumisos y no rebelarnos. Y qué ocurre después? Que nos frustramos, nos decepcionamos, nos deprimimos. Y algunos hasta se pegan un tiro. A quién se le ocurre haberse creído que el amor es eterno, que hay que ser generosos, que hay que respetar a los “superiores”? Deberían enseñarnos la verdad. Lo que somos. Carroñeros, depredadores, falaces, taimados… Peor, peor, no podría irnos.
Y
eso que me he limitado al tema de las desgracias ajenas. En realidad deberíamos
repensar casi todo lo que hemos aprendido de pequeños. Pero eso es demasiado
por ahora y mejor lo dejamos para otro día.
Ya
sé que me he pasado tres pueblos. Pero son las reglas del juego: provocarnos
para tener criterios propios. Re-aprender todo lo que nos han enseñado. Hala, a rumiar. Ahí os
quedáis con el veneno dentro.
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