El sr. Rajoy acepta el encargo real de formar
gobierno y avisa que seguirá ejerciendo en funciones sine
die (hasta un “plazo razonable”, son sus palabras) como presidente del gobierno hasta tanto
consiga los votos suficientes para una nueva investidura. O sea, que o le votan
en mayoría para formar nuevo gobierno o, si no, estamos condenados a soportarle
hasta que a él le dé la gana ejerciendo
como presidente en funciones (y además sin control parlamentario). Y encima concreta
detalles: nuestros compromisos con Europa no pueden esperar, así que piensa
ponerse a la tarea como si tal cosa desde ya. Ha aprovechado la torpe
ineficacia de todos los demás partidos que no han sabido ponerse de acuerdo ni
siquiera para echarle, a pesar de mostrarles sus nalgas, y les ha endilgado un “que os den” mostrándoles erecto su
dedo corazón.
El PSOE se ha quedado bizco mirándose el ombligo, desdeñando a
sus pretendientes, entre los cuales su enamorado Eco rechazado por su Ego de Narciso. Y a los demás, enmarañados en sus propias redes retóricas, los ha dejado hechos un
nudo gordiano al tiempo que los tiene cogidos de los huevos: o le votan para
formar nuevo gobierno o se quedan todos así, congelados en foto fija, mientras
él sigue ejerciendo a sus anchas “en funciones”, sine die, hasta que le dé la gana. No me digáis que no tiene gracia. Ahora entiendo la sonrisa de oreja a oreja con que
entraban en la sala de prensa sus adláteres Soraya, Cospedal y Moragas.
Ya desde que formó gobierno hace más de
cuatro años prometía maneras. Lo primero que hizo fue secuestrar a los medios
de comunicación haciéndolos suyos a pesar del blindaje con que los protegió
Zapatero para asegurar su profesional objetividad. Luego les siguieron la
apropiación de las instituciones en beneficio propio como si fuera su cortijo.
Manipularon hasta donde pudieron (las cúpulas) del Poder Judicial. Y llegaron a
abducir al Parlamento! gobernando sin rubor por decreto-ley. Por no hablar de
la legislación penal que, bajo la excusa del rigor y transparencia en materia de
corrupción, introdujeron palos en las ruedas de los tribunales penales y,
acortando plazos imposibles de cumplir, blindaron su impunidad como
delincuentes inmunes. Por no hablar del secuestro de las palabras utilizando
continuamente eufemismos para enmascarar sus mentiras compulsivas. Toda una
innovación en el concepto de democracia que no dudamos será objeto de tesis
doctorales.
Pero esto de ahora roza ya lo inefable: ha
secuestrado a los demás partidos, los de la oposición, que eran todos, todos los demás. El
solito. No sé con qué quedarme, si con su desvergüenza o con la estupidez de todos los demás.
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