jueves, 23 de junio de 2016

1220 (J 23/6/16) A Krugman no le gusta el “Brexit”

La necesidad de vender más ejemplares o de subir la audiencia, para incrementar sus ingresos por publicidad, obliga a los medios de comunicación a provocar alarmas donde no hay motivo para ello, como es este caso del Brexit en el Reino Unido. Cualquiera que sea el resultado, los efectos negativos para nosotros serán leves y con fecha de caducidad. Y a otro perro con ese hueso.
      Paul Krugman se pronuncia esta semana sobre el referéndum británico por la permanencia o salida de la UE.
      Como argumentos en contra de la salida de los británicos, el profesor les avisa de la muy previsible reducción de ingresos en su comercio internacional así como en la actividad financiera de la City, segunda en el mundo después de Wall Street. Y rechaza por fantasioso el prejuicio de que, con el Brexit, UK liberalizaría sus mercados, aunque admite que la inevitable devaluación inmediata de la libra mejoraría sus exportaciones.
     Otro inconveniente previsible es que el Brexit daría alas a los nacionalismos reaccionarios.
    Pese a la distorsionada naturaleza del euro (controlado por las instituciones financieras alemanas) y la absurda política actual de la austeridad (impuesta desde Frankfurt por los alemanes), nadie puede negar que la UE en este medio siglo ha hecho posible un crecimiento comercial y una paz intra-europea que siempre estuvo en precario antes de su creación.
     Por todo ello Krugman votaría por "no salir", aunque sin entusiasmo. Los británicos siempre podrían optar por la permanencia en la UE y dejar para más adelante una posible votación de un nuevo Brexit cuando lo tuvieran más claro, porque la salida de la UE no tiene vuelta atrás.

      Por mi parte yo añado que la UE lo que pueda hacer podrá desarrollarlo mejor sin UK que con UK dentro de ella. Ya lo dijo De Gaulle.

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