Las calles de Venezuela son un peligro por la
violencia, el país entero está que arde y tenemos que proteger a los 400.000
españoles que residen en este país. Punto.
Nuestro ex-presidente Rodríguez Zapatero
acude allí para mediar entre el gobierno y la oposición, con el consenso de ambas
partes.
El embajador español en Venezuela vuelve a España llamado a consultas
por nuestro gobierno, y ambos hechos coinciden en el tiempo por pura
coincidencia, vale la redundancia.
El embajador
español en Venezuela vuelve de nuevo a su embajada de inmediato (al tiempo que
Zapatero regresa a España) porque es que son 400.000 los españoles que tiene que proteger…
(Entonces, para qué vino? qué era lo que le molestaba en Venezuela?) Pobre ministro Margallo, teniendo que desdecirse un día sí y otro también.
(Por cierto
que Zapatero, que acudió para facilitar el diálogo entre las dos partes en conflicto,
vuelve a España aconsejando que el gobierno y la oposición dialoguen. Eso es lo que tienen que hacer, qué vaina!)
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