sábado, 16 de abril de 2016

1186 (S 16/4/16) La Dama de mis Sueños

La “dama de sus sueños” es la sublimación de un amor no consumado. Cuando el amor es platónico, porque se opone su padre el conde o la escala no llega a la ventana, surge arrebatadora la poesía, efecto de la impotencia, canto a la frustración. O a la represión, que diría Freud. Allí donde el amor toma cuerpo y se realiza no hay mejor poema que ver a tu pareja durmiendo plácidamente en tu hombro tras la refriega. Los lances de amor no son tales cuando se quedan en poemas (lamentaciones).
     Por eso entendemos que Dulcinea del Toboso fuera la dama de los sueños de Alonso Quijano, ya como don Quijote armado caballero andante. Y entendemos las Beatrices, Lauras, Julietas, Bovary…, no así las Fornarinas,  las Marguerite Gautier (Dama de las Camelias) o las Teresas Panza, que no necesitaron el sucedáneo de los suspiros. Romeo suspiraba, el Tenorio no.
      “Por lo que yo quiero a Dulcinea del Toboso, tanto vale como la más alta princesa de la tierra. Sí, que no todos los poetas que alaban damas debajo de un nombre que ellos a su albedrío les ponen, es verdad que las tienen. ¿Piensas tú que las Amarilis, las Filis, las Silvias, las Dianas, las Galateas, las Fílidas y otras tales de que los libros, los romances, las tiendas de los barberos, los teatros de las comedias están llenos, fueron verdaderamente damas de carne y hueso, y de aquellos que las celebran y celebraron? No, por cierto, sino que las más se las fingen por dar subjeto a sus versos y porque los tengan por enamorados y por hombres que tienen valor para serlo. Y, así, bástame a mí pensar y creer que la buena de Aldonza Lorenzo es hermosa y honesta, y en lo del linaje, importa poco, que no han de ir a hacer la información dél para darle algún hábito, y yo me hago cuenta que es la más alta princesa del mundo. Porque has de saber, Sancho, si no lo sabes, que dos cosas solas incitan a amar, más que otras, que son la mucha hermosura y la buena fama, y estas dos cosas se hallan consumadamente en Dulcinea, porque en ser hermosa, ninguna le iguala, y en la buena fama, pocas le llegan. Y para concluir con todo, yo imagino que todo lo que digo es así, sin que sobre ni falte nada, y píntola en mi imaginación como la deseo, así en la belleza como en la principalidad, y ni la llega Elena, ni la alcanza Lucrecia, ni otra alguna de las famosas mujeres de las edades pretéritas, griega, bárbara o latina”, canta a su amada el caballero de la Triste Figura, aunque también “es moza de chapa, hecha y derecha y de pelo en pecho” según Sancho su escudero.
El Brujo
     Y todo esto, amigo lector, te lo cuento por venir a cuento con la representación de don Quijote que viene haciendo El Brujo en teatrillos de mayores ínfulas para gusto de los que tuvimos el placer de verlo en la escena durante una hora y media que no sino que nos parecieron minuto y medio, tal fue el encanto con el que nos sedujo. Y de aquesto no se hable más que no sea que por una excesiva encomienda se cree una excedida expectativa. Así que lo dicho, con dios queden ustedes que nosotros nos vamos.

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