miércoles, 13 de abril de 2016

1183 (X 13/4/16) Amayuelas

Llevaba yo días dándole vueltas al tema de los refugiados cuando se me ocurrió una fantasía que quizás no pase de ahí. Es el caso que tenemos tres factores: un decrecimiento demográfico en España que necesitará 5 millones de inmigrantes, creo haber leído, en los próximos decenios para mantener la población actual; una avalancha de emigrantes de Oriente Medio que buscan refugio como sea y donde sea con tal de escapar de la guerra en sus países; y una despoblación del campo en nuestra tierra que deja casas en ruinas por abandono o falta de mantenimiento por la ausencia de ocupantes.
      Y se me ha ocurrido que podríamos ceder esas casas a inmigrantes que las repararían y harían habitables junto con una parcela que podrían cultivar para su propio alimento. 10.000 casas para empezar, hay muchas más, darían refugio a diez mil familias y también vida a mil pueblos que languidecen por falta de vecinos y, sobre todo, de niños. Si el tema funcionara, se podría ampliar hasta agotar la posible oferta de casas abandonadas. Demanda de ellas parece que no faltará. “Una casa, un huerto”, podría ser el eslogan de la campaña. El régimen de concesión sería, digamos, por tres años y un precio simbólico con opción de compra, a fin de evitar que algunos utilizaran este medio para saltar de inmediato a la ciudad y también para ayudarles a integrarse en nuestra cultura mediante la convivencia. Se podría empezar en una zona piloto, Aragón por ejemplo que está despoblando sus pueblos y sus campos, y en función de la experiencia ampliarlo a más gente y en más territorios. Los ayuntamientos acogedores gestionarían la distribución y asignaciones así como las subvenciones mínimas que cubrieran unas reparaciones básicas de las viviendas y sus necesidades durante 6 meses o algo más que hicieran falta hasta que los huertos les permitieran el autoconsumo. Hay que hacer cuentas, pero no subirá mucho.
     (Sería un gran beneficio para los refugiados que nos lleguen, pero también para nosotros, pues revitalizaría muchos pueblos, aumentaría los ingresos de la seguridad social, corregiría la pirámide de población…, etc. etc. etc. Pues no son criminales los que emigran sino todo lo contrario, los mejores.)
     El tema es quién y cómo coordina esta oferta de casas derruidas y las distribuye entre los refugiados. Si el gobierno pusiera dificultades la actitud de los ayuntamientos interesados y la opinión pública presionaría muy fuerte a su favor.
     Creo que el partido de izquierdas aragonés, la CHA, tiene en cartera esta iniciativa aunque no sé, ni quizás tampoco ellos, cómo proceder a materializarlo.
     Comentando esta fantasía con mis compañeros de mesa en la reciente asamblea de Entrepueblos en Valladolid, Marcelino Flórez, cuyo blog podéis ver aquí y que recoge, publica y distribuye información  sobre la Memoria Histórica, entre otros menesteres, se ofrece a organizar una salida a Amayuelas (Tierra de Campos, Palencia), "municipio ecológico" que se autodefine como “un grupo de gente comprometidos y comprometidas con la causa de Un Mundo Rural Vivo”, a ser posible en este mismo mes de mayo, para estudiar in situ cómo han materializado una iniciativa como esta propuesta o parecida. Ya os lo comentaremos a la vuelta.

4 comentarios:

  1. Hola. La idea es nut buena, pero hay q financiando. No se arregla una casa ni se pone en marcha un huerto sin dinero. # otro tema es que un huerto ayuda, pero es insuficiente, pues no da carne, ni aceite ni pan ni pescado ni legumbres .suficientes. Los inmigrantes querrian querer este tipo de vida y necesitarian bastante espacio para tener gallinas, codornices, cobrjos...

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  2. Pues verás, partiendo de que estoy completamente a favor de que los refugiados o inmigrantes encuentren un lugar de acogida en nosotros, no acabo de ver claro en tu propuesta el que un huerto en unas zonas que han sido abandonadas por sus ocupantes anteriores precisamente porque no ofrecían alternativas de vida aceptables, les vaya a proporcionar lo que necesitan para vivir, más allá del autoconsumo. Sé por experiencia propia lo difícil que resulta llevar adelante un huerto ecológico como medio de vida, más aún llevado por personas que en su mayoría nunca antes se habían dedicado al campo, con lo que en tu propuesta falta toda una parte de formación, organización de la producción, canales de venta etc.Fijate lo que les está ocurriendo a los productores de leche o a los criadores de cerdos, que les pagan menos por sus productos de lo que les cuesta obtenerlos. Y te resalto todo esto como miembro (y cofundadora) de un grupo de consumo ecológico que llevamos varios años ya organizando sistemas de compra y mercados que hagan viable, precisamente el trabajo de esos productores, así que si quieres debatimos en otro momento este tema.
    Lo segundo que no veo en tu exposición es como, una vez asentados en esos pueblos, vas a hacer que se queden allí, y quien va a dotar los servicios mínimos para atender a esos nuevos habitantes: centros de salud, escuelas, transporte, recogidas de basura... Y reitero que soy partidaria incondicional de buscar una solución, pero la deformación profesional me obliga a advertir esas faltas de planificación en tu propuesta. Dichas todas estas pegas, la que a ti te parece la mayor me resulta a mí la más sencilla. Si se encuentran unos pueblos dispuestos a entrar en un proyecto piloto, lo siguiente sería dirigirse a algunas ONG, que tienen experiencia sobrada, para que ayudasen a organizarlo. ACNUR, MSF.y muchas organizaciones de voluntarios casi locales podrían dar el apoyo logístico para ponerlo en marcha. Como sea, es bueno iniciar una tormenta de ideas y que la gente se conciencie y se muestre partidaria de compartir con ellos su vida diaria. Yo ya hace tiempo que ofrecí compartir mi casa y hacerme cargo de una familia hasta su arraigo, así que si ponéis algo en marcha, ayudaré en lo que pueda.

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