jueves, 26 de noviembre de 2015

1114 (J 26/11/15) Pánico inducido

El poder amedrenta a la ciudadanía haciéndola más dócil y manipulable. El miedo inducido refuerza al poder establecido en aras de una (pretendida) mayor protección y estabilidad: virgencita, que me quede como estoy.
       Es en ese sentido que podemos decir, y lo decimos, que si el PP gana las próximas elecciones generales, en gran parte se deberá a la crisis catalana y a las bárbaros atentados que tienen atemorizada a toda Europa, por increíble que parezca. Y en eso sí que son hábiles estos maleantes que nos gobiernan desde hace cuatro años: en la administración del pánico que ellos mismos exageran, incluso provocan, para recortar los derechos civiles y “justificar” medidas como la “ley Mordaza”, al tiempo que amenazan con la (su) inestabilidad si no se les vota en las próximas elecciones.
        Esta debe ser una subsección del síndrome de Estocolmo: la de desarrollar afección a las cadenas y terminar votando a los mismos que te han venido sodomizando desde hace cuatro años.
    Lo que no les impide a su vez cagarse patas abajo cuando ven amenazadas sus poltronas tanto como cuando ven llegar a nuestras costas niños y viudas desvalidas en busca de un poco de pan para comer y aire para respirar. “No deberíamos permitir la entrada de musulmanes a menos que puedan demostrar que son cristianos” (!), grita Jeb Bush en Florida, emulando a nuestro obispo de Valencia, Cañizares, algo a lo que nuestro magnífico Xavier García Albiol se había adelantado en Badalona.

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