El poder amedrenta a la ciudadanía haciéndola
más dócil y manipulable. El miedo inducido refuerza al poder establecido en
aras de una (pretendida) mayor protección y estabilidad: virgencita, que me
quede como estoy.
Es en ese sentido que podemos decir, y lo decimos, que si el PP gana las
próximas elecciones generales, en gran parte se deberá a la crisis catalana
y a las bárbaros atentados que tienen atemorizada a toda Europa, por increíble
que parezca. Y en eso sí que son hábiles estos maleantes que nos gobiernan desde
hace cuatro años: en la administración del pánico que ellos mismos exageran,
incluso provocan, para recortar los derechos civiles y “justificar” medidas como
la “ley Mordaza”, al tiempo que amenazan con la (su) inestabilidad si no se les
vota en las próximas elecciones.
Esta debe ser una subsección del síndrome de Estocolmo: la de
desarrollar afección a las cadenas y terminar votando a los mismos que te han
venido sodomizando desde hace cuatro años.
Lo que no les impide a su vez cagarse patas abajo cuando ven amenazadas
sus poltronas tanto como cuando ven llegar a nuestras costas niños y viudas
desvalidas en busca de un poco de pan para comer y aire para respirar. “No
deberíamos permitir la entrada de musulmanes a menos que puedan demostrar que
son cristianos” (!), grita Jeb Bush en Florida, emulando a nuestro obispo de
Valencia, Cañizares, algo a lo que nuestro magnífico Xavier García Albiol se había
adelantado en Badalona.
No hay comentarios:
Publicar un comentario