Se trata de saber si conviene más
a) acomodar la oferta de estudiantes a la demanda de trabajo o
b) dejar al ciudadano que estudie lo que le plazca aunque ello redunde
en un exceso de universitarios sin puesto de trabajo.
Los defensores del a) aceptan implícitamente un numerus clausus de estudiantes universitarios con el riesgo
evidente de favorecer a la elite económica cuyos vástagos acapararían los mejores puestos de trabajo, dando de lado a otros más capaces pero con mayores dificultades
para su acceso. (Los pobres que fueran superdotados serían adoptados, gozando de becas que les
permitirían ascender en la escala social.) Y justifican esta política educativa porque así no se
despilfarrarían fondos públicos en la enseñanza que tendría como objetivo
preparar al estudiante para un puesto de trabajo. El hecho de que esta política
educativa sea más bien conservadora permite adoctrinar al estudiante desde su
más tierna infancia, haciéndole más sumiso (bien educado) y mermando sus facultades
de crítico y de creativo.

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... y por tanto de todo punto inadmisibles |
Vosotros tenéis la palabra.
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Estas dos ilustraciones son tendenciosas |
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