Hoy es Krugman el que habla: de economía vudú, de wishful thinking, del que confunde la realidad con sus deseos, en su artículo semanal “La máquina del tiempo vudú”.
Los resultados económicos a corto plazo
nada tienen que ver con los gobiernos de turno, pero éstos achacarán los
resultados, si son malos, a los Gobiernos anteriores, y se apuntará los buenos,
como si tuviera algo que ver con ellos.
Es innegable, hace falta mala fe para
negarlo, el buen hacer y éxito de Obama tanto en la política económica como en
la asistencia médica con su Obamacare. Pero el Congreso, mayoritariamente
republicano, proclama que los éxitos se deben a su labor legislativa cuando en
realidad no sólo no han colaborado nada, sino que han rechazado todas, todas,
las iniciativas legislativas del presidente norteamericano. Y cuando ya no les
queda más remedio que aceptar los buenos resultados, entonces argumentan que se
están manipulando los números por parte del Ejecutivo.
Lo que nunca hará el Congreso
republicano norteamericano será reconocer sus errores, ni por asomo. “En
algunos casos, puede que ni siquiera sepan que estaban equivocados. Después de
todo, los medios de comunicación conservadores no son conocidos precisamente
por la ecuanimidad de su información. Si su idea de cómo va la reforma
sanitaria se basa en Fox News, probablemente tengan la sensación de que ha sido
un completo desastre, aunque en realidad haya sido un éxito que ha sorprendido
incluso a los partidarios de la ley.
No obstante, la cuestión principal es que estamos contemplando una
subcultura política en la que los dogmas ideológicos, sencillamente, no se
cuestionan, pase lo que pase. La ley de la oferta es válida independientemente
de lo que esté ocurriendo realmente en la esfera económica, el seguro sanitario
garantizado tiene que ser un fracaso aunque funcione, y cualquiera que señale
los hechos inquietantes se convierte automáticamente en un enemigo. Lo peor es
que no caben compromisos, acuerdos o negociaciones: No puede haber una
cooperación significativa cuando no podemos ponernos de acuerdo acerca de la
realidad, cuando hasta los altos cargos del partido Republicano creen básicamente
que los hechos tienen un sesgo progresista.”
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