lunes, 9 de febrero de 2015

1039 (L 9/2/15) Balance de una política económica austérica aberrante

Aberrante y cruel, inútil y reaccionaria, antisocial y desastrosa, genocida y disparatada, y no sé cuántas cosas más. Me refiero a la política austérica de ajustes presupuestarios cuyo fin principal es asegurar el cobro de sus créditos por las Cajas alemanas. Llevan con ella ya más de tres años. Y encima bajo los dictados del presidente de su Banco Central, el Bundesbank, que barre para dentro como nunca se había visto ni espero que se verá.

        Es Joaquín Estefanía quien nos guía en este alegato contra una política que se ha demostrado tan inútil como injusta de la que nos va a costar salir sangre, sudor y lágrimas, y en todo caso con unos traumas y secuelas difíciles de restañar.

        El permanente debate de política económica, que ha durado toda la Gran Recesión, entre los partidarios de ajustar las economías primero para que luego creciesen (los ortodoxos), y los que defendían que era imprescindible crecer antes para ajustar después (los pragmáticos), ya tiene un vencedor claro: EE UU, el representante más genuino de la segunda opción. Sus datos macroeconómicos (el crecimiento y, sobre todo, la creación de puestos de trabajo) avalan esa victoria con gran holgura.
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        A partir de junio de 2010 Europa implantó el dogma de las políticas de austeridad autoritaria y del equilibrio presupuestario frente a cualquier otra prioridad. El resultado de ambas opciones se ha hecho visible ahora. Los EE UU de Obama, que crecieron a un ritmo del 5% de su PIB en el tercer trimestre del año, ya ha recuperado todos los puestos de trabajo perdidos durante la crisis y terminaron el curso con una creación de empleo de casi tres millones de personas, lo que sitúa su tasa total de paro en el 5,6%, a punto de llegar al pleno empleo. Por el contrario, la Europa del euro, la de la señora Merkel, dobla la tasa de desempleo estadounidense (11,5%) en una coyuntura de estancamiento económico y deflación de sus precios. (Aunque esta media es, como casi todas, engañosa, pues mientras Alemania tiene un paro del 6,5%, el menor desde la unificación del país a principios de los años noventa, la Europa del Mediterráneo, Grecia, España y Portugal,  se encuentra en porcentajes insufribles con el 25,7%, 23,9% y 13,4%, respectivamente).


   A pesar de lo cual este Gobierno sigue erre que erre con su política económica dictada desde Frankfurt por el Bundesbank.

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