jueves, 5 de febrero de 2015

1035 (J 5/2/15) Energúmeno yo?

Energúmeno yo? Que yo soy anti PP? Pues no, por más que lo parezca. No, señores, no. Los del PP que me tienen frito son éstos, inútiles, crueles y mentirosos, de este PP. Mis quejas y diatribas van contra esta energúmena política de estos políticos energúmenos de este energúmeno PP. Ojalá tuviéramos en España un partido de derechas decente y razonable. Lo necesitamos, y mucho.

 

        Energúmeno yo? Pues atentos a los que dice un escritor tan equilibrado, moderado, independiente y ecuánime como es Javier Marías, en su artículo Fiera herida. Leed (resumen):

 

        Bueno, pues ya estamos en año de elecciones. Los tres transcurridos desde las últimas generales pesan como siete u ocho, tan penosos han sido para gran parte de la población y tanto se ha hecho notar el Gobierno (para fatal), con su mayoría absolutísima (y absolutista, este añadido es mío, perdón), su falta de escrúpulos y de visión de la realidad. Resultan lejanos los mil años en que ETA mataba…/… Se hacen eternos hasta para la más entusiasta portadora del virus, la señora Forcadell, que debe de estar necesitando a gritos una cura de reposo. Lo anterior a estos tres años está desdibujado, entre brumas, parece antediluviano e irreal.
        De pronto, sin embargo, ante la perspectiva de volver a elegir representantes, empieza a despertarse de la extraña ensoñación. Los partidos se jugarán el sueldo de sus diputados, senadores, ministros, presidentes autonómicos, consejeros, alcaldes y concejales. Podrían encontrarse con muchos de ellos en el paro, con la obligación de buscarles “salidas”, sea en Europa o en la empresa privada ex-pública, mediante las llamadas “puertas giratorias”, perfectamente engrasadas en este país. El trastorno psicológico tiene aún peor arreglo, respiran resentimiento y maldicen la incomprensión y la ingratitud de la gente. Siguen sin percatarse de que en sus días gloriosos nadie los requería por su irresistible personalidad, sino por el puesto que ocupaban.
        En el PP lo que uno advierte son pulsiones suicidas entre sus dirigentes. El PP parece ahora mismo un animal acorralado, una fiera herida, y ya se sabe cuán peligrosas se tornan éstas. Lejos de tender algún puente, rectificar dañinas medidas económicas y políticas, procurar no inspirar miedo (más miedo) al electorado moderado para frenar las deserciones, se encastilla en sus posiciones más autoritarias y más de extrema derecha. No se asume la corrupción infecciosa; se ponen trabas sin cuento para acceder a los datos sobre los políticos; se nombra un nuevo portavoz todavía más cínico que el anterior, un individuo asentidor (siempre se lo ve asentir servilmente a cada estornudo de Rajoy en el hemiciclo) y faltón (no pierde oportunidad de soltar algo ofensivo para todo el que no asienta con tantos cabezazos como él).

        Como los anteriores jefes de TVE no les parecían lo bastante abyectos al Gobierno, colocan a otros procedentes de TeleMadrid en recompensa por haber hundido y abochornado a esta cadena. El resultado son unos informativos grotescos que produce sonrojo mirar, sectarios, censores, reminiscentes del No-Do, llenos de sucesos y de reportajes “pintorescos” que nada tienen de noticias. Luego fuerzan a marcharse al Fiscal General Torres-Dulce, hombre –eso al menos– con la dignidad aprendida de los westerns de Ford, Hawks, Mann y Walsh, y acaba con todo vestigio de la división de poderes. Aprueba en el Parlamento la llamada “Ley Mordaza”, de la que me ocupé por extenso cuando se conoció su anteproyecto, en una columna titulada “Neofranquismo”, creo, reproducida en diarios extranjeros para oprobio del Ministro del Interior y de Rajoy. Pero les da igual, les trae todo sin cuidado, o tal vez sea que pretenden morir matando. De ser esto último, protéjanse y pónganse bien a cubierto, porque un año todavía da mucho de sí, para cobrarse víctimas.

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