sábado, 31 de enero de 2015

1031 (S 31/1/15) El silencio de los actos terroristas en la prensa es imposible

Uno de los principales motivos del terrorismo, además de implantar el miedo (el terror), es conseguir un efecto mediático cuando más intenso, mejor. Parece necesario, pues, silenciar los actos terroristas para abortar sus objetivos. Y en efecto, el resultado sería contundente, como puede comprobarse en la censura que imponen las dictaduras.

        Precisamente por eso, por asociarse a los regímenes autoritarios, y por la dificultad de marcar objetivamente los límites de la censura, es por lo que no cabe aplicarla en los países democráticos que aceptan la libertad de expresión entre los derechos humanos.

        Cabe la autocensura. Un código de conducta acordado entre los mismos periodistas y sus asociaciones profesionales marcaría los límites de la auto-censura, los casos en que procede silenciar los atentados y las sanciones aplicables a quienes los infrinjan. Pero cualquier incumplimiento de esta norma colocaría en ventaja al infractor con el consiguiente incremento en su tirada de ejemplares. No parece, pues, fácil silenciar los acontecimientos en los que probablemente estarían todos de acuerdo en silenciarlos, si no fuera porque tienen que cumplirlos.


        Pero ya que no se puede imponer el silencio sobre los actos terroristas, al menos podríamos haber gritado las denuncias de la revista Charlie reproduciendo de un modo masivo las sátiras de sus viñetas.

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