Lo que sigue es un texto esclarecedor, como todos los de Paul Krugman, en este caso explicándonos el por qué de la caída del rublo:
Si son ustedes
de esas personas a las que les impresiona la pose del macho(-alfa), Vladimir Putin es su tipo. Sin
duda alguna, muchos estadounidenses conservadores parecen sentir un embarazoso enamoramiento
por este arrogante déspota. "Eso es lo que se llama un líder",
afirmaba entusiasmado Rudy Giuliani, el exalcalde de Nueva York, después de que
Putin invadiese Ucrania sin debate ni deliberación previos. Pero Putin nunca ha
tenido los recursos necesarios para respaldar su arrogancia. Rusia tiene una
economía muy vulnerable a la crisis financiera (una vulnerabilidad que tiene
mucho que ver con la naturaleza del régimen de Putin).
Para quien no
haya estado al tanto: el rublo ha estado devaluándose poco a poco desde agosto,
cuando Putin envió tropas abiertamente al
conflicto de Ucrania.
Sin embargo, hace unas semanas, la devaluación gradual se convirtió en una caída en picado.
La causa más
inmediata de los problemas rusos es, por supuesto, la gran bajada de los
precios del petróleo en todo el mundo, que, a su vez, es un reflejo de hechos
—el aumento de la producción debida al fracking, la disminución de la
demanda de China y otras economías— que no tienen nada que ver con Putin.
Pero aunque es
cierto que el petróleo ha bajado mucho, el rublo ha caído todavía más, y los daños
sufridos por la economía rusa van mucho más allá del sector del petróleo. ¿Por
qué?
La clase de
crisis a la que se enfrenta Rusia ahora es lo que sucede cuando le pasan cosas
malas a una economía que se ha vuelto vulnerable por haber obtenido préstamos a
gran escala en el extranjero (concretamente, préstamos a gran escala obtenidos
por el sector privado, con la deuda denominada en moneda extranjera, no
en la moneda del país deudor). Normalmente, para que un país termine teniendo
una gran deuda en moneda extranjera debe tener grandes déficits comerciales, al
utilizar los fondos prestados para pagar las importaciones. Pero Rusia no tiene
déficit comercial. Al contrario: siempre ha tenido un gran superávit comercial,
gracias al elevado precio del petróleo. Entonces, ¿por qué ha tomado prestado
tanto dinero, y adónde ha ido a parar?
Se puede
responder a la segunda pregunta dándose una vuelta por el barrio de Mayfair en
Londres o (en menor medida) por el Upper East Side de Manhattan, especialmente
por la noche, y observando las largas filas de residencias de lujo con las
luces apagadas (residencias que son propiedad, sucesivamente, de principitos
chinos, jeques de Oriente Próximo y oligarcas rusos). En esencia, la élite de
Rusia ha estado acumulando activos fuera del país —las propiedades
inmobiliarias de lujo son solo el ejemplo más visible— y la otra cara de esa
acumulación ha sido el aumento de la deuda del país.
¿De dónde saca
la élite semejante cantidad de dinero? La respuesta, por supuesto, es que la
Rusia de Putin es una versión extrema del capitalismo de amiguetes; de hecho,
es una cleptocracia en la que los leales al régimen consiguen
apropiarse de sumas inmensas para su uso personal. Todo parecía sostenible
mientras el precio del petróleo era alto. Pero ahora la burbuja ha estallado y
la misma corrupción que sostenía el régimen de Putin ha puesto a Rusia en
apuros.
¿Cómo terminará
esto? La respuesta habitual para un país en la situación de Rusia es un
programa del Fondo Monetario Internacional que incluya préstamos de emergencia
y paciencia por parte de los acreedores a cambio de reformas. Es evidente que
eso no es lo que va a pasar en este caso y que Rusia tratará de ir tirando por
su cuenta recurriendo, entre otras cosas, a normas que impidan que el capital
escape del país (un típico ejemplo de "a buenas horas mangas verdes"
después de que el oligarca se haya ido).
Es una decepción
en toda regla para Putin. Y sus arrogantes actos despóticos han contribuido a
allanar el camino hacia el desastre. Un régimen más abierto y dispuesto a
rendir cuentas —uno que no hubiese impresionado tanto a Giuliani— habría sido
menos corrupto, probablemente se habría endeudado menos y habría estado en
mejor posición para sobreponerse a la bajada del precio del petróleo. Parece
que lo de ir de macho tiene como resultado debilitar la economía.
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