1008 (J 8/1/15) Regeneración, punto cero
Si, como dijo Ortega, la función del intelectual es “explicar qué nos
pasa y por qué nos pasa”, en ese caso, sí, soy un intelectual. O al menos lo
pretendo. (Lo de pedante sería un añadido.)
Y me pongo en pose, jem, y sermoneo: señoras
y señores, el punto de partida de la regeneración política, antes que en los
programas, comienza en recuperar la
confianza en la clase dirigente. En el bien entendido, eso sí, de que esto
es imposible con los políticos actuales y que los nuevos dirigentes no deberán
formar parte de ninguna clase.
Si esto es así, en ese caso me parece que, más
que un Churchill, o un Roosevelt o un Pericles, necesitamos con urgencia
(aunque sólo fuera en una primera fase transitoria) a un personaje tipo José
Mújica, Presidente de Uruguay o un Juan Manuel Sánchez Gordillo, el alcalde de
Marinaleda. Hablo en serio. La situación actual es la de una crisis moral tal que
necesita una bofetada, un zarandeo, un vapuleo para colocar a los políticos,
técnicos, economistas y financieros en el lugar secundario que les corresponde.
O a un Podemos, sí, señor, por qué no (hasta
tanto se demostrara que no hubieran merecido nuestra confianza, si ese momento
llegara).
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