miércoles, 7 de enero de 2015

1007 (X 7/1/15) La vieja Europa

Se trata de la crisis de las naciones-estado. Porque al Estado-nación le llegan dadas por todos lados:

      - por arriba, con las supra-nacionalidades. A las que tenemos que aportar recursos financieros que, aunque luego los recuperemos por vía redistributiva, por el camino se van quedando a trozos para cubrir los gastos de los organismos centrales supra-nacionales;

-por abajo, con las regiones-estado. Sean CC.AA., como en España, o landers como en Alemania, con recursos financieros que no se saben si van o vienen, de las regiones al Estado central o de éste a las regiones, y a veces de ida y vuelta;

- desde su interior, por los gobiernos-locales. Que cada día demandan mayor participación en el reparto de los recursos financieros, del pastel del presupuesto nacional, por aquello de que nadie mejor que ellos conocen las verdaderas necesidades de los administrados;

   - por las nubes, con las tele-comunicaciones de las redes y la globalización. Que nos sume en la duda de quién manda, si los gobiernos elegidos o las entidades financieras enmascaradas de monjas de la caridad:;

 - por las fronteras, con la caída de los muros ante la enriquecedora invasión de inmigrantes (los mejores, normalmente, los más valientes), cuya mezcla racial y bendita exogamia sirve de motor al desarrollo económico y al cultural. Sus remesas de fondos en divisas a sus familiares se convierten en recursos financieros para sus países de origen.

Como habéis podido ver los problemas de la vieja Europa son problemas culturales, morales, patrióticos, identitarios..., y si me apuráis, hasta poéticos y románticos.


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