El Presidente del Gobierno, excmo. sr. don Mariano Rajoy Brey, tacháaaan..., se autoproclama adalid de la regeneración democrática y de la lucha contra la corrupción, tacháaan..., o sea que admite que los políticos están degenerados.
Tiene guasa, que un partido político degenerado (mentiroso compulsivo, experto en eufemismos, andrógino del verbo, aplicador de una política económica genocida –ver entrada de ayer-, chuleta con los débiles y sumiso ante banqueros y alemanes, cruel…, vale ya…, no, no vale ya, queda por decir totalmente falto de la más mínima credibilidad) se autoproclame regenerador de la democracia. Dos palabras éstas en que se les traba la lengua, no saben ni pronunciarlas, como cuando mienten (siempre) y hablan del “finiquito en fiferido” o de que “nadie popodrá proprobar que no son inocentes”. De la demoqué? Sabrán lo que es eso… Como gritó Rosa Díez en el Congreso, “no pueden ni regenerarse a sí mismos y dicen que quieren regenerar a los partidos, a las instituciones y al planeta entero!?”, a quién quieren engañar!?
Tiene guasa, que un partido político degenerado (mentiroso compulsivo, experto en eufemismos, andrógino del verbo, aplicador de una política económica genocida –ver entrada de ayer-, chuleta con los débiles y sumiso ante banqueros y alemanes, cruel…, vale ya…, no, no vale ya, queda por decir totalmente falto de la más mínima credibilidad) se autoproclame regenerador de la democracia. Dos palabras éstas en que se les traba la lengua, no saben ni pronunciarlas, como cuando mienten (siempre) y hablan del “finiquito en fiferido” o de que “nadie popodrá proprobar que no son inocentes”. De la demoqué? Sabrán lo que es eso… Como gritó Rosa Díez en el Congreso, “no pueden ni regenerarse a sí mismos y dicen que quieren regenerar a los partidos, a las instituciones y al planeta entero!?”, a quién quieren engañar!?
(Gráfico de El País, 30/11/14) |
Los
proyectos de ley sobre la Transparencia y contra la Corrupción, proclamadas a
bombo y platillo desde hace dos años, pero que nunca llegan a entrar en el Parlamento, son meras cortinas de humo para tapar la podredumbre que les sale ya por los entresijos más que por los esfínteres. Por otra parte de nada servirían si a la hora de aplicarlas, como hacen
con las vigentes, buscan subterfugios para evitarlas, riéndose de ellas.
El
show se vuelve surrealista cuando, encima, nos dan el espectáculo de arrojarse
la mierda unos a otros, como si de una tomatina se tratara, incluso en el
Parlamento. Y tú más! como si este exabrupto eximiera de las culpas propias.
Cuán largo se nos va a hacer el tiempo que tarden en salir disparados de sus
puestos.
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