No hay enfermedades sino enfermos, nos
enseñan los que saben de estos males. Cada enfermo tiene su peculiaridad y lo
que es beneficioso para unos puede ser letal para otros con la “misma”
enfermedad.
Pero la práctica es otra cosa. Sobre todo
en la sanidad pública donde la máxima atención a un gran número de pacientes
parece incompatible con la máxima atención a cada uno de los enfermos.
Soy
partidario de una sanidad pública, gratuita y universal. Pero creo necesarias
dos correcciones en el sistema sanitario que pueden mejorarlo. Una, la elección
del cirujano por el paciente en el caso de intervenciones; dos, el seguimiento
tras la operación por el mismo cirujano que realizó la intervención. Es él
quien de verdad tiene los datos necesarios para realizar un feliz tratamiento.
Conozco casos en que el enfermo ha pasado por cuatro o cinco manos diferentes
que sólo le conocen por las notas que sus colegas han rellenado en su
historial. Me parece a mí que un trato personal con el enfermo es tan necesario
como imposible si cada vez que acude a una cita se encuentra con un médico
distinto. Lo cual se me antoja que debe chocar un poco, o bastante, con su
deontología profesional y el juramento hipocrático del que se sienten, con
razón, tan orgullosos.
Conozco
también casos en que un cambio de prescripción facultativa por parte del doctor
que da el alta, distinto del que realizó la intervención, puede haber provocado
un perjuicio grave (si se puede considerar grave cuatro semanas sin conseguir
pegar ojo debido a fuertes dolores por una infección que se hubiera evitado si
el alta la hubiera dado el mismo que realizó la intervención. Que por cierto
era el que había prescrito, y no por casualidad, el medicamento adecuado.)
No
se me escapa el argumento de que el seguimiento por el mismo médico a lo largo
de todo el tratamiento no resulta
viable. Ni siquiera el doble de facultativos podrían cuidar de la mitad de los
enfermos. Por otra parte parece difícil que los hábitos adquiridos en materia
de días libres, suplencias, etc., pueda cambiarse fácilmente por mucho que
pudiera beneficiar a los pacientes. Pero algo habrá que hacer. Si no un cambio
drástico, al menos un acercamiento al tema que tenga en cuenta esta sugerencia
de hacer más “personal” la relación entre pacientes y facultativos. Pues de
otro modo, siguiendo a los enfermos a través de unas cuartillas, corremos el
peligro de convertir al hospital en un laboratorio y a los pacientes en
cobayas.
Comentario de
M.C. Torra Cuixart
Médico de familia :
Totalmente
de acuerdo con lo que dices. A pesar de que, como comentas, no es fácil
compatibilizar los derechos del paciente con los del médico.
Creo
que como pacientes está bastante claro que querríamos tener un profesional de
referencia que "tutelara" todo el proceso de nuestra enfermedad. En
muchos casos ocurre así, sobre todo en las especialidades denominadas
"médicas", de tal manera que el médico que te atiende en tu ingreso
hospitalario es el mismo que posteriormente te visita en las consultas de
revisión. Sin embargo esto no es tan frecuente en las especialidades
"quirúrgicas" y creo que es, en parte, porque estos médicos tienen
asignados “días de quirófano” en lugar de "pacientes", por lo que si
están interviniendo toda la mañana, difícilmente tienen tiempo para hacer el
seguimiento de los enfermos que tienen ingresados.
Otra
cuestión es la de "las consultas" en estas especialidades quirúrgicas,
que a veces son pasadas por profesionales que por alguna discapacidad han
perdido la destreza necesaria para el quirófano, conservando su capacidad
intelectual para el diagnóstico de los pacientes.
Desde
luego, creo que algo se podría hacer para mejorar en lo posible este aspecto. Como Médico de Familia entiendo la importancia del seguimiento al paciente a lo largo de un proceso, que es algo que en nosotros es natural. En no pocas ocasiones observamos también el desconcierto de los pacientes ante los distintos procederes y opiniones. Muchas
mujeres, por ejemplo, acuden a ginecólogos privados, sólo y exclusivamente para
ser vistos por el mismo médico y no tener que reexponer aspectos íntimos de su
persona a un médico distinto cada vez.
Comentario de
Angel Cardiel
Médico de Atención Primaria :
Coincidiendo con tus apreciaciones, la posible solución pasaría por una
concepción de la aplicación del sistema sanitario muy distinta en la que el paciente
es en todo momento del médico de familia y el resto de profesionales y
medios son recursos disponibles que complementan y desarrollan la atención al
paciente. En este sistema, su médico de referencia en todo momento sigue siendo
el de familia, aunque esté ingresado…. Pero aunque esto ya existe en otros
sistemas sanitarios y aquí se han realizado algunas tentativas, es una
revolución bastante lejana.
Mis preguntas sobre los anteriores
comentarios:
Voy a tutearos.
Angel: ¿estarías de acuerdo
con que los especialistas tratarían enfermedades
mientras que el médico de familia trataría al enfermo?
Carmen: en el supuesto que propone Angel, ¿cómo se podría compatibilizar las horas de atención al paciente en el ambulatorio con las horas de atención
al intervenido en planta en el hospital?
Perdona por tardar en contestarte. Estoy completamente de acuerdo con Angel. Dicho esto, creo que su tuviéramos menos presión asistencial y más comunicación con nuestros colegas especialistas, podríamos ejercer de "moderadores" y "mediadores". Hoy en día, no sería tan difícil con las nuevas tecnologías y ayudaría bastante tener un programa informático unificado y por supuesto una relación más fluida entre los hospitales y primaria.
ResponderEliminarTodavía no he conseguido algo tan sencillo como que se me comunique los pacientes míos que fallecen en el hospital de referencia a pesar de haberlo intentado hablando con mi dirección y la de mi hospital de referencia.
Parece fácil.
EliminarLo que siento es no poder participar fuera de escribir sobre este asunto en este blog.
Te agradezco el interés que te has tomado por el tema. Un abrazo,