Expoliadores de fondos bancarios, la
Agencia Tributaría remueve hasta los saldos en bancos extranjeros reclamando lo
que es suyo (de todos); manipuladores de los medios de comunicación, ahora se
ven acosados, con escraches y paparazis rodeando sus domicilios, por los mismos
que antes comían en sus manos; predicadores de la ética como apariencia de
marketing y maquillaje, ahora nos muestran sus rostros envejecidos y sus profundas
ojeras por no poder dormir; los muy respetables y Honorables, quién lo diría, ahora
se ahogan en las heces que ellos mismos han defecado durante más de 30 años;
los que en la época postfranquista de la transición falsamente democrática fueron
ejemplares, ahora son lo que realmente son: un ejemplo de lo que no deben, ni
debieron, nunca ser.
Los
que no pueden ni deben denunciarles son la elite actual de la casta política.
Son de su misma clase y calaña. Esto es lo que pasa cuando los políticos (repito
una vez más, por su propia naturaleza delincuentes, en el sistema actual) en
vez de representar a los ciudadanos que los votaron sólo se representan a sí mismos.
Aunque eso sí que lo hacen bien, todo sea dicho en honor de la verdad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario