Con nombres y apellidos: Ricard Pagés,
Juan Caellas, Manuel Troyano y José Abella, cuatro eximios directivos de Caixa
Penedés, la que gracias a su pérfida gestión tuvo que ser rescatada con fondos
públicos cercanos a los mil millones (1.000,000.000) de euros. Esto no les impidió
expoliar a la Caixa 28,6 millones € para embolsárselos en sus bolsillos
particulares en concepto de gratificaciones y pensiones blindadas. La fiscalía
y el FROB pedían tres años y medio de prisión para el primero y tres años para
los otros tres, por un delito continuado de administración desleal. La
sentencia los condena a dos años para el primero y un año para los otros tres.
Y como no pasa de dos años, y no tienen antecedentes penales, y han devuelto el
dinero que de este modo se apropiaron, pues ni cárcel ni ná. Aunque a medida
que hundían a la Caja ellos se aumentaban el sueldo un 20% anual hasta sobrepasar
los 600.000 en el año 2010; aunque sus ingresos y planes de pensiones (privatizados
sin pasar por el consejo de administración) burlaran los controles de supervisión
de la entidad; aunque quedara probada “su actuación maliciosa, insidiosa y
engañosa para lo sociedad…”; aunque, “abusando de la confianza, antepusieron
sus intereses personales a los intereses sociales…”. A pesar de todo eso, como
han devuelto el dinero y además son buena gente, pues ah! se siente, de la
cárcel ni hablar.
El verdadero delito, social, contra la salud pública, es el agujero de
los casi mil millones que hemos pagado tú y yo para que ellos pudieran robar de
las cajas como lo hicieron. Pero esos mil millones, también han devuelto ese
dinero? Eso ni se contempla, qué barbaridad.
El
juez no entiende que, siendo un delito, tiene tipificado sus penas, y que al no
pronunciar una sentencia ejemplarizante, incita a futuros delincuentes a robar
sin miedo a perder la impunidad: bastará con guardar el dinero a buen recaudo
durante 5 años. Al cabo de ese tiempo, el 80% (por decir algo) podrán disfrutarlo,
sin más. Sin devolver ni un euro, por supuesto. Y el 20% restante, si se les
juzga y condena, tranquilos, no pasa nada, el delito habrá prescrito. O se
substituye la cárcel por un trabajillo social a lo Berlusconi. Y se devuelve el
dinero, y ya está. Por válvulas de “escape” (nunca mejor dicho), que no falten.
Pero qué clase de tribunales tenemos en España? qué medidas se toman
contra la corrupción que tanto cacarean? No hará ni siquiera falta acudir a los
indultos, que siempre estarán ahí por si fueran necesarios.
Es posible que el juez no se quede ahí. Cuando les comunique la sentencia
siempre podrá recriminarles con una colleja mientras les amonesta: ay, ay, ay,
ay…
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