viernes, 9 de mayo de 2014

902 (V 9/5/14) Clientelismo político


Es como una red viscosa, de telaraña, donde los parásitos e insectos ciudadanos quedan atrapados, devorados, vaciados (sobre todo del cerebro) y ya no pueden dejar de votar al PP. Gracias a ser remunerados con privilegios, contratos, puestos de trabajo, asesoramientos, etc., quedan obligados a seguirles votando aunque sean patentes las mentiras y monstruosidades de que hacen gala cada día los inefables miembros del Ejecutivo así como los gerifaltes del partido. Cuando la vicepresidenta, nada más tomar posesión en el gobierno, se las prometía felices con la idea de eliminar miles de empresas públicas e instituciones que sólo sirven para despilfarrar el dinero público, y así lo expresó públicamente tras un Consejo de Ministros, no esperaba encontrarse con la realidad: que esas instituciones y empresas no tienen aparentemente sentido pero guardan en su seno cientos de miles (qué digo, deben de ser millones a jugar por los millones, ellos mismos, que les siguen votando) de ciudadanos que les seguirán siendo fieles en tanto en cuanto puedan seguir mamando en sus pesebres. Entre el fraude fiscal y las entidades que sobran, se despilfarran miles de millones de fondos públicos que nos ahogan como una camisa de fuerza para no avanzar en cultura, economía, laicismo… por el consiguiente bloqueo físico y mental. Son millones de parásitos que vampirizan la sangre del resto de la sociedad. Lo que significa que el mal, la corrupción, es un magma sistémico que no deja nada intacto, sino que ha comprado como cómplice a gran parte de la sociedad. Se imaginan la rigidez de esta estructura?
    El mercado del clientelismo por supuesto que es autorregulado y es la expresión del caciquismo cateto del que somos un magnífico exponente a nivel internacional
        La ausencia de meritocracia en su elección para cargos y contratos por parentesco y amiguismo, tiene como consecuencia asesores y gerentes inútiles como no se puede imaginar, pero eso no les importa porque no se trata de que sean útiles o eficaces, al revés, ni que  lo merezcan, sino tan sólo de que les voten de nuevo en las siguientes elecciones.

      Como, según el paradigma psicológico de la “disonancia cognitiva”, el que no se comporta como piensa termina pensando como se comporta, ya que actuar en contra de nuestros valores permanentemente nos volvería locos, nos podemos preguntar: quién en su sano juicio podría votar a estos gobernantes energúmenos que nos chupan la sangre viendo cómo roban, mienten y se contradicen sin rubor cada día que pasa? Y no cabe otra respuesta que ésta u otra parecida: que consiguen convencerse, con los argumentos más retorcidos que se pueda imaginar, de que estos inútiles, crápulas, crueles, gestores de la cosa pública, no lo están haciendo tan mal. Manda huevos. Y encima va a resultar que los votantes del PP, siendo “víctimas”, son inocentes!

1 comentario:

  1. Bravo por tu lucidez, y sí, es cierto, has de vivir como piensas sino acabarás pensando como vives. Saludos

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