Es como una red
viscosa, de telaraña, donde los parásitos e insectos ciudadanos quedan atrapados, devorados, vaciados (sobre todo del cerebro) y ya no pueden dejar de votar al
PP. Gracias a ser remunerados con privilegios, contratos, puestos de trabajo,
asesoramientos, etc., quedan obligados a seguirles votando aunque sean patentes
las mentiras y monstruosidades de que hacen gala cada día los inefables
miembros del Ejecutivo así como los gerifaltes del partido. Cuando la
vicepresidenta, nada más tomar posesión en el gobierno, se las prometía felices
con la idea de eliminar miles de empresas públicas e instituciones que sólo
sirven para despilfarrar el dinero público, y así lo expresó públicamente tras
un Consejo de Ministros, no esperaba encontrarse con la realidad: que esas
instituciones y empresas no tienen aparentemente sentido pero guardan en su
seno cientos de miles (qué digo, deben de ser millones a jugar por los
millones, ellos mismos, que les siguen votando) de ciudadanos que les seguirán
siendo fieles en tanto en cuanto puedan seguir mamando en sus pesebres. Entre
el fraude fiscal y las entidades que sobran, se despilfarran miles de millones
de fondos públicos que nos ahogan como una camisa de fuerza para no avanzar en
cultura, economía, laicismo… por el consiguiente bloqueo físico y mental. Son
millones de parásitos que vampirizan la sangre del resto de la sociedad. Lo que
significa que el mal, la corrupción, es un magma sistémico que no deja nada intacto,
sino que ha comprado como cómplice a gran parte de la sociedad. Se imaginan la
rigidez de esta estructura?
El mercado del
clientelismo por supuesto que es autorregulado y es la expresión del caciquismo
cateto del que somos un magnífico exponente a nivel internacional
La ausencia de meritocracia en su
elección para cargos y contratos por parentesco y amiguismo, tiene como
consecuencia asesores y gerentes inútiles como no se puede imaginar, pero eso no
les importa porque no se trata de que sean útiles o eficaces, al revés, ni que lo merezcan, sino tan sólo de que les voten
de nuevo en las siguientes elecciones.
Como, según el paradigma psicológico de
la “disonancia cognitiva”, el que no se comporta como piensa termina pensando
como se comporta, ya que actuar en contra de nuestros valores permanentemente nos
volvería locos, nos podemos preguntar: quién en su sano juicio podría votar a
estos gobernantes energúmenos que nos chupan la sangre viendo cómo roban, mienten
y se contradicen sin rubor cada día que pasa? Y no cabe otra respuesta que ésta
u otra parecida: que consiguen convencerse, con los argumentos más retorcidos
que se pueda imaginar, de que estos inútiles, crápulas, crueles, gestores de la
cosa pública, no lo están haciendo tan mal. Manda huevos. Y encima va a
resultar que los votantes del PP, siendo “víctimas”, son inocentes!
Bravo por tu lucidez, y sí, es cierto, has de vivir como piensas sino acabarás pensando como vives. Saludos
ResponderEliminar