Tras una exhaustiva
investigación en 756.937 folios a dos caras sobre las 22 causas del caso Gürtel
(financiación ilegal del partido del gobierno, cohechos, blanqueo de dinero,
pago de sobresueldos en negro, evasión fiscal, etc. etc. etc.) en seis
comunidades autónomas (Madrid, Valencia, Pontevedra, Toledo, La Rioja y Jerez),
el juez instructor parece haber concluido que sospecha que el sol sale por las
mañanas por el Este y se pone por las noches cuando anochece..
Ahora, eso sí, dado que muchos de los delitos investigados habrán prescrito –de
eso ya se encargan ellos, con la connivencia de qien haga falta-, el Gobierno,
hinchando pecho, proclamarán: "Lo ven? somos inocentes. No les decíamos
que no podría probarse que no pudiéramos no ser de otra manera?".
En la entrada 888 del 8/12/13 decíamos textualmente, lo recuerdan?:
"La madriguera del delincuente"
Debajo de la cama? Nooo… Dentro del armario? nooo… En un bunker? …psí,
pero el búnker no está acondicionado y vivir dentro puede producir
claustrofobia. Entonces un bunker acondicionado y donde haya luz, y calorcito
en invierno, y todo lo de más allá...? Caliente, caliente. Cómo se llama eso?
El Parlamento? Bravo! Exacto, eso es, el Parlamento. El Parlamento como
madriguera de los delincuentes, allí donde no les alcanza la justicia, donde
son impunes, donde están defendidos a ultranza de escraches y otras zarandajas.
Y quiénes son los delincuentes que habitan los Parlamentos? Los políticos. Pues
claro, bingo, los políticos. Los políticos son los delincuentes que utilizan el
Parlamento para blindarse contra el populacho, contra la ley, contra los tribunales,
mientras predican, eso sí, que ellos se han metido en política para ser útiles
al ciudadano y servir al interés generrral.
Carroñeros, esta madriguera del Parlamento les protege contra los
depredadores, tribunales, y otro carroñeros. Fresquita en verano y cálida en
invierno, es como los manantiales de Gonzalo de Berceo. Túneles internos les
dan acceso a las cajas y cuentas de los bancos donde amasan sus fortunas que
trasladan a otras instituciones que pierden su identidad en el trasvase. En los
pocos casos que caen (condenados por los tribunales, que tampoco pasa nada),
todos proclaman que no tienen un duro, y exhiben sus bolsillos del revés para
ganarse nuestra credulidad y compasión.
Lo peor es la desfachatez con que encima sacan pecho como diciendo: yo
robo, sí, y qué pasa, eh? qué?, sin rebajarse con disculpas ni mirarnos a la
cara. Sólo les falta escupirnos. Si no lo hacen es porque sus escupitajos
tropezarían con el plasma desde la que hablan.
Hay un cáncer que explica y soporta al cáncer sistémico de
la corrupción: la inmunidad. La garantía de saber que robes lo que robes, hagas
lo que hagas, si eres parlamentario no te va a pasar nunca nada.
Y ahora
parece que el juez que instruye las causas Gürtel confirmará nuestro discurso,
aunque, maldita sea, reduciendo a presunto lo evidente. Siempre quedará la
prescripción. Y en último caso, los indultos.
Y por si fuera poco, presumen de
respetables. Y mienten con el mayor descaro. Y se muestran groseros alardeando
de su probada honestidad. Porque se saben a salvo. Inmunes. Impunes. Y que los
votantes, abducidos por la ignorancia y sus creencias, los volverán a votar.
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