Cuando al Ministro Wert le preguntaron si le
parecía bien que a un alumno sin recursos económicos le adoptara y sufragara
los gastos un mecenas particular, contestó de inmediato “por supuesto”. Lo cual
encaja en la línea ideológica de este señor del Opus pero no de la nuestra. Si
la falta de recursos tiene que subsanarse con actos privados de caridad, apaga
y vámonos. No es con caridad que se afrontan estas situaciones sino con
justicia que obliga a que nadie quede sin poder estudiar por falta de recursos económicos. La
caridad en estos casos, como en casi todos, sólo viene a reforzar situaciones
injustas que deben quedar resueltas por leyes generales y no por actos
individuales que nunca podrían abarcar todos los supuestos. Y consiguientemente
darían lugar a agravios comparativos.
Pues bien, el ministro Wert parece que no está solo. Nada menos que la
Rectora de la Universidad de Málaga (UMA), que es además la Presidenta de la
Confederación de Rectores de Universidades Españolas (CRUE), la sra. Adelaida
de la Calle, se ha propuesto, y propone, crear una Bolsa de particulares para apadrinar a los estudiantes que quedaran
excluidos del sistema por falta de recursos que cubran sus gastos universitarios.
Estos mecenazgos más que filantrópicos son restos de instituciones que
maquillaban en el siglo XIX la imagen del altruista al tiempo que le aseguraban
un trato servil del estudiante de por vida. Con esta gente cada vez vamos peor.
Y el pozo parece que no toca fondo nunca.
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