Para el término
“representaciones” el diccionario de la RAE da, entre otras, las siguientes
acepciones: Figura, imagen o idea que sustituye a la realidad. Otra, obra dramática (representación teatral, el performance inglés, que significa también funcionamiento, que
funciona). Otra, cosa que representa otra
(pero no a sí misma), lo que proclama falta de autenticidad genuina, que no es
el original. Del latín representatio
se traduce como reproducción, la cual a su vez se define como acción de
reproducir(se) y como copia de un
original (no es, pues, el original mismo). Como veis se transpira un tufo
de falsedad, o al menos de falta de autenticidad, en todas estas acepciones.
También da otras la RAE, como autoridad, dignidad, categoría de la persona…,
que se nos antoja como un efecto de una “falsedad que funciona”, o el procedimiento
electoral que establece una proporción entre el número de votos y el de los
representantes elegidos, que no vienen ahora al caso. Nos
quedamos, pues, con la sospecha, fundada, de que la falsedad parece ir con la
propia naturaleza de la representación.
Si los políticos nos
representan, en el sentido teórico pues en el práctico defienden sus intereses
personales en detrimento de los nuestros, en ese caso su nombramiento es un mandato que los somete, como
mandatarios nuestros que son, a los mandantes que somos nosotros. Nos deben,
pues, a nosotros, ellos a nosotros, más que nosotros a ellos, sumisión,
obediencia, y no digamos ya respeto. Pues bien, fijaos si es falso todo que, en
materia de sueldos, por poner un ejemplo, nos exigen reducirlos, nos expolian,
nos esquilman, nos apalean en las calles, nos dejan exhaustos… al tiempo que
ellos se los duplican, se blindan despidos y pensiones, se rescatan (sus
malversaciones, con fondos provenientes de nuestras exacciones) fabrican
eufemismos ambiguos y llevan contabilidades en negro B, C, D o XY2, se
pagan sobresueldos, dietas, extrasueldos, requetesueldos… y se descojonan por
lo bien que lo hacen y lo hábiles que son. Y aquí nosotros, mientras tanto,
además de sodomizados, chupándonos el dedo!, a ver quién entiende algo… Que
tenemos que ser nosotros los que les fijemos el sueldoooo…!!!, coño!, a ver si
nos enteramos de una vez!
Sabéis, además, cómo
califican ellos estos comentarios nuestros? Populismo, puro populismo.
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