domingo, 11 de agosto de 2013

771 (D 11/8/13) Gibraltar! español!

Las dictaduras necesitan enemigos, reales o ficticios, defendiéndose contra los cuales apelan a los lazos del grupo que gobiernan y fortalecen su cohesión. Lo de hacer piña, vamos. Es algo propio de nuestra naturaleza gregaria ya que pertenecemos a nuestro grupo sin el cual no podríamos aprender ni sobrevivir. Los animales gregarios, o bancos de peces, cuando se sienten acosados por un depredador, se aprietan en una masa compacta que impide al enemigo identificar e individualizar la presa objeto de su ataque. Y eso le impide cazar…, hasta tanto distinga a un individuo del grupo fuera de la masa.
        La India de siempre (cientos de idiomas y religiones, a ver quién aglutina eso), la Cuba de los Castro, la España de Franco, la Alemania de Hitler, la Venezuela de Chaves… se apoyaron más en los miedos de enemigos exteriores que en los méritos propios.
      Gibraltar es un caso evidente de anacronía colonial décimo-nónica en pleno siglo XXI. Pero los británicos sacan pecho al defender el legítimo derecho de los llanitos para autogobernarse, o al menos mantener sus vínculos con la metrópoli del norte. Recursos diplomáticos, tiene que haber, si hubiera voluntad política, para llegar a un acuerdo que haga compatible la descolonización con la co-soberanía y el autogobierno, manteniendo Madrid competencia en aduanas, ejército, política económica… (la moneda ya es europea). Lo que es incompatible es llegar a un acuerdo mediante alharacas y alardes que sólo hacen ruido y estorban cualquier negociación.
          Pero sacar el caso a bombo y platillo justamente ahora es evidentemente una estrategia burda de cortina de humo para llenar los periódicos con los titulares que sean, patrióticos mejor, que permitan coger aire a este gobierno agónico y corrupto.

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