Menos mal que el gobierno vela por los intereses
generales. En defensa de la vida, se pretende impedir abortar a la mujer que no
quiere parir al tiempo que se dificulta a la que quiere ser madre con
fecundación in vitro si no tiene
pareja.
Esta última medida está pensada para protegerla, velando por sus
intereses personales: no se la puede
dejar sola, pobrecilla, y que actúe de un modo irresponsable sin la pareja necesaria
que la ayude y la acompañe. No es un capricho del gobierno la exigencia de
tener una pareja, sino que se regula así para darle protección en aplicación de
la ley natural que, como ha ocurrido desde siempre, requiere de la pareja para
la reproducción.
Que ello implica una discrimnación anticonstitucional, por razón de género, sexo e ideas personales sobre la reproducción…, pues si hace falta se modifica la Constitución. Y ya está.
Que ello implica una discrimnación anticonstitucional, por razón de género, sexo e ideas personales sobre la reproducción…, pues si hace falta se modifica la Constitución. Y ya está.
Y no es pura ideología, qué va. Quizás flexibilicen la limitación en
casos de probada devoción mariana, en especial si se trata de la Virgen del
Rocío, practicada mediante el rezo del Rosario cada día, mejor por las tardes.
Pero ojo, sólo se le dará cobertura sanitaria demostrando la infertilidad. De ahí el requisito de haber copulado inútilmente durante los doce
meses anteriores (no precisan si todos los días). Y hace falta ser retorcido para
criticar esta medida como difícil de controlar sin entrometerse en la intimidad
de la interesada. Un simple certificado notarial diario puede dar fe de ello
sin tener que rasgarnos por eso las vestiduras.
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