Esta
caterva, que no ha parado de mentir desde que nacieron, usa de la
presunción de inocencia como patente de corso, negando hasta lo
evidente porque saben que, si en los tribunales no hay pruebas
contundentes en su contra, se librarán de la condena. Pero confunden
la calle con los tribunales y, amigo, en la calle no nos hacen falta
los documentos originales para saber a ciencia cierta con qué calaña
de gentuza estamos tratando. Así que utilizan de nuevo las mentiras
sin percatarse de que, ante la ciudadanía, no sólo no les sirve
para exonerarse sino que, además, se quedan en pelotas. Y a este
paso deben haber cogido ya una pulmonía.
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