No
recuerdo textualmente si le oí pronunciar este término para
calificar las medidas políticas contra los inmigrantes así como las
políticas económicas que profundizan en el daño a las clases más
desfavorecidas, pero añadió que la acción se agrava al realizarse
desde un anonimato donde simplemente se promulgan medidas o se pulsan
botones sin contacto personal con los dañados. Lo dijo hace unos
días el papa Francisco. Un anonimato frío y distante del
sufrimiento. Queda bien eso de lamentarse, somos muchos los que lo
lamentamos, pero de qué sirve lamentarse tanto si no tomamos
medidas contra esta situación? Los genocidas de guante blanco no se
manchan con la sangre de sus víctimas ni escuchan sus alaridos de
muerte mientras se embolsan más beneficios con las medidas
neo-liberales que degradan el empleo. Lo que es más, exigen respeto
a su status y a sus cargos institucionales. E invocan el “interés
general” para blindarse parapetados tras las mesas de sus
despachos. No creo que debiera bastarnos con quejarnos.
Matan
masivamente cuando dejan dependientes sin asistencia; matan cuando
hacen negocio de la sanidad; castran cuando adoctrinan en los
colegios a los jóvenes; practican el sadismo con las mujeres
embarazadas que quieren abortar; amedrentan cuando multan por
manifestarse en las calles; incluso dejan tuertos y lisiados alegando
que esas balas de goma las habrá lanzado alguien que pasaba por
allí. Y proclaman que vivimos en democracia en un estado moderno de
derecho. Mienten más que hablan y expolian a los pobres de los pocos
fondos que ingresan mientras alardean de que a ellos no les llega
para fin de mes. Sin duda se trata de genocidios, Pero son más que
eso: son genocidios con sarcasmo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario