Sagrado es todo lo que se relaciona con la
muerte. Y exige reverencia, respeto y silencio. 80 muertos en el accidente
ferroviario de Santiago, más 170 heridos, de los cuales 35 críticos, y de éstos
6 niños, exigen mucha reverencia, mucho respeto y mucho silencio. Pero al olor
de la sangre acuden los buitres y otros carroñeros.
A
la madre que llora desconsolada la muerte de su hija, el periodista que quiere
hacer carrera le espeta a bocajarro “qué se siente?”, apenas conteniendo el
latiguillo de “qué sensaciones…” con que suele comenzar sus interrogatorios a
los deportistas que ganan una competición. A otra que ha conseguido reconocer
el cadáver de su hijo por la verruga de su cara, le pregunta “si le ha dado
alegría poder reconocerlo”, a lo que la pobre no sabe qué contestar. “Inmensa”,
balbucea, sin saber lo que responde. Estos novatos no saben reconocer las
oportunidades para hacer carrera. “Qué pasa que nadie me manda la foto de un
cadáver?”, grita un jefe de redacción. “Si no saben fotografiar un cuerpo con
sangre, al menos no podrán quejarse de que no haya muertos por todo alrededor!
Es que no hay por ahí un puñetero cámara…!”
La
ministra de Fomento, en un alarde de entrega lleva 24 horas sin dormir la
pobre, atendiendo a los servicios de rescate y familiares de las víctimas: “Bueno,
eso no se lo puedo contestar. Estamos poniendo a disposición de todos los servicios
todos los recursos que tenemos, materiales y humanos, pero hasta que la
Comisión de Investigación no termine sus indagaciones sobre el accidente y
esclarezca sus causas, que instaremos que lo hagan en el menor tiempo posible,
no podemos…” Mientras tanto la fotocopiadora de la Moncloa copia y pega el
pésame a las víctimas del accidente y escupe las copias (1.000? qué va, por lo
menos 3.000 más): “el Gobierno…movilizando todos sus recursos con la mayor
profesionalidad… como español y como gallego… y como presidente del Gobierno…
la voluntad más firme de apoyar a las familias de las víctimas… por los daños
materiales que ha traído el terremoto (sic, se conoce que el original estaba hecho con motivo de un seísmo, concretamente
el de Gansu en China). El Presidente del Gobierno visita el lugar del
accidente para las fotos reglamentarias acompañado de su séquito central y
local con sonrisa contenida, dando a la cámara su perfil bueno, y agradeciendo
a sus hados que esta tragedia tape por una horas la que él está sufriendo con
Bárcenas y los procesos judiciales en curso. “Para un buen santiaguero como yo…”,
no puede evitar intentar protagonismo. Lleva la sonrisa de benefactor, lo que
eran los héroes.
Los
presentadores de televisión jadean ahitos por el banquetazo que se están dando todo el
día. Buscan culpables, para ofrecer lo mejor de la noticia… ah! y para que este
accidente no se repita nunca más. Al cerrar la emisión, tienen que tomar bicarbonato.
No hay comentarios:
Publicar un comentario