sábado, 13 de julio de 2013

743 (S 13/7/13) La revolución de las elites

Las elites se han hartado. Y han dicho basta. Qué mariconada es ésta de la democracia? Adónde vamos a llegar si les damos a estos desnutridos todo lo que necesitan. Siempre ha habido clases. Y si no las hubiera, tendríamos que inventarlas. Hay que quitarse las máscaras y hacerles trabajar duro, que para eso nacieron, y dejarles sin libros, sobre todo sin libros, que empiezan a leer y luego todo se traduce en quejas y rebeldías.
Y las deudas se pagan. Y si las deudas se pagan, se graba en la Constitución la prioridad de esta práctica sobre cualquier otra ñoñada. No cabe, pues, es que no cabe, más que una política económica de austeridad en la que no se gaste ni un céntimo que no se tenga, o se gane. Y qué es eso de regularnos los mercados? a quién se le ocurre poner puertas al campo? si intervenimos los mercados financieros perderán toda su gracia, su inventiva y su vitalidad. Tenemos que crear riqueza! Esa es otra prioridad, si no queremos distribuir la pobreza, que es lo único que consiguieron en los países socialistas. Socialismo, puf, caca, nene, caca. El “gran desdén” llama Krugman a la actitud de las elites que propugnan no hacer nada, que en efecto no hacen nada, porque es que no hay nada que hacer, a ver si se enteran, que en estas crisis no se puede hacer nada! Porque España va bien, y el que no lo sabe es porque no se entera.
        Prioridad el paro? Ñoñadas. Pura demagogia. Para crear empleo hay antes que crear riqueza. Y el que no encuentra trabaja es que no quiere trabajar. Quieren subsidios que financien su pereza y encima que se les dé la sopa boba. Pues que sepan todos que el flirteo con las formas democráticas se ha ido al carajo, que era agotador tener que compartir espacios y temas de conversación sobre la igualdad y todas esas majaderías. Democracia! a quién servía esa estupidez de la democracia? ya está bien, hombre, ya está bien, ya está bien de tener que soportar tanta mentira. Ha llegado la hora de llamar a las cosas por su nombre. Esa es la verdadera revolución, la de la Verdad por encima de cualquier otro valor, y es la elite la que tiene que dar ejemplo y marcar el paso.

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