“Los que quieren aplicar
una política económica de izquierdas, cuando hablan de repartir la riqueza se
equivocan, sólo reparten pobreza”. Y al hablar así, los que dicen esto levantan el
mentón confirmando que su argumento es irrebatible.
Pobres pobres. Y el caso es que nunca
podrán dejar de serlo, pues los ricos los necesitan para ser ellos ricos.
Imagináis unos ricos sin pobres de los cuales diferenciarse? No serían ricos.
Como no caben altos sin bajos, flacos sin gordos, feos sin guapos. De ahí que
Fernández Florez rematara la descripción de una casa rica con un pobre bajo la
lluvia tosiendo en la puerta. La pobreza, por tanto, no es un concepto
absoluto, por más que se quieran cuantificar objetivamente sus umbrales en el
punto donde los ingresos no dan para subsistir, sino que son conceptos
relativos, en relación con la riqueza.
Un segundo factor a considerar es la
necesidad de la existencia de los pobres para poder explotarlos a fin de
producir bienes y servicios de los que se beneficie especialmente la clase
adinerada, las elites extractivas.
Porque ellos, los pobrecillos, quiero decir los ricos, nunca aprendieron a hacer
nada, fuera de parasitar y disfrutar de privilegios heredados. Y no son por
tanto capaces de producir nada. (Me refiero a los ricos como grupo, como casta).
Lo que da ganas de reír, por no
llorar, es la burda falacia de que los ricos deben enriquecerse para crear
empleo. Si lo hacen, será para explotarlo una vez más y exprimirlo en su propio
beneficio. Pero no es ésa nunca la motivación de una inversión, que sólo se
justifica para acumular nuevos beneficios. Los ricos nunca, jamás, han repartido,
reparten, o repartirán su riqueza. Eso que quede claro. A lo más, unas limosnas
para el marketing, como maquillaje.
Pero es más. No os caigáis de
espaldas. Encima, encima, los ricos reciben subvenciones financiadas por los
pobres! pues eso es lo que ocurre con las ayudas que en su gran mayoría
subsidian a las multinacionales y son financiadas por impuestos que pagan
principalmente los menos afortunados. Cómo se os ha quedado el cuerpo? Los pocos
ricos se apropian de la mayor parte de la tarta a costa de los muchos pobres que
menos disfrutan de ella y que son precisamente los que la han producido con su
esfuerzo. Por no hablar de la torpeza que implica recortar el poder adquisitivo
de los que, además de producir, son también consumidores. Pues la desigualdad
no sólo daña a los pobres sino a toda la economía en su conjunto.
El objetivo de la política, por tanto,
según el profesor del CSIC Reyes Mate, no es combatir la pobreza mediante la
creación de riqueza (que sería acumulada por los ricos sin posterior distribución)
sino mediante la reducción de la pobreza (con salarios paralelos, por ejemplo,
como lo son los servicios públicos prestados por el estado del bienestar). Esto
conviene explicarlo: si el objetivo es crear riqueza, lo elevamos a objetivo de
todos y no sólo de los ricos. Lo cual no es posible, además de que entonces no habría
ricos y pobres. Pero si el objetivo es combatir la pobreza (que no es lo mismo), el problema político entonces no sería la creación de riqueza sino la
evitación de la pobreza: "el problema político sería la riqueza y no la pobreza;
no la impotencia sino la prepotencia; no la escasez sino el despilfarro”. Ese
es el fin de la política, lo pilláis? si no se quiere caer en una demagogia
populista.
Que el tema es de concepto se ilustra bien con lo que dijo el asesinado
obispo de El Salvador, Oscar Romero: “Cuando me dedico a los pobres me llaman
santo, pero cuando denuncio las causas de la pobreza me tachan de radical.” Necesitamos
una Europa liberal, laica y radical, donde la santa caridad ceda su lugar a la
justicia.
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