1. Ha muerto Casinadie
Isidro y Moisés Ciriano, de Valdegeña (Soria), protagonizaron en el año 2007 el video SE
VEÍA VENIR de Olga Latorre y Juan Zarza, que ha dado la vuelta a medio mundo,
en especial, según dicen, Argentina y Reino Unido. Ya sabéis, aquél en que nos
hablaban de Economía: “Economía? qué Economía? Eso no hay que estudiarlo. Si
ganas 5 y gastas 1, eso es economía. Si ganas 5 y gastas 6, la economía se va
al carajo. Y para eso no hacen falta estudios. Ahora los jóvenes quieren un
coche de 3 millones, van al Banco se los dan y se lo compran. Pues eso no puede
acabar bien, eso terminará acabando mal”. Lo decían en el año 2007.
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| http://www.youtube.com/watch?v=t9CYOIl_EpY |
No
lo reproduje aquí porque imaginaba que la mayoría ya lo conocíais. Ahora, sin
embargo, tras la muerte de Moisés Casinadie,
no podemos dejar de recordarlo. Falleció el sábado 17, con 85 años de edad. Y
les damos nuestro más sentido pésame a su hermano Isidro y a sus dos hermanas,
monjas de clausura. Casinadie ejercía de enterrador voluntario
(si me he informado mal, que alguien me corrija) al pie del Moncayo. Ha tenido
que ser otro quien le enterrara a él.
2. Matar al mensajero
Cada día se hace más. Sólo falta pintarle una
diana en el trasero y practicar por deporte el tiro al plato. Los gobiernos, al
menos el nuestro, no sólo no hará nada que beneficie al personal de a pie (a no
ser que les beneficie más a ellos) sino que encima sabotea cualquier iniciativa
que intente remediar algo. Y así recurre el reparto de tierras del IARA
andaluz; o persigue a Julian Assange por denunciar en Wikileaks
ilegalidades en las relaciones internacionales; o encarcela al griego que
publica las listas de los evasores de impuestos en Grecia; o amenaza,
golpea y multa a los que osen manifestarse en las calles tipo 15-M
protestando por la reforma laboral o exigiendo el respeto a sus derechos
civiles; o se cargan sin miramientos de un plumazo al magistrado Garzón
por atreverse a investigar la financiación ilegal del partido en el gobierno,
en un flagrante caso de prevaricación por parte de los magistrados del Supremo;
o silencian la lista de los 569 políticos que evaden o transfieren su
negro dinero a los bancos de Suiza; o investigan a quien denuncia los
trapicheos de la financiación irregular del partido catalán en el poder.
Pero,
por si no fuera suficiente, en un alarde de descaro y desvergüenza, sin
miramientos y quitándose la careta, a quien se atreva a significarse haciendo
algo útil por los demás o denunciando los desmanes y despropósitos de miembros
de la elite (banqueros, multinacionales, millonarios o políticos) le fríen a
garrotazos y a pelotazo limpio, a ver quién se mueve aquí. Es más, reaccionan
en cuestión de días, o de horas, mientras los juicios de corrupción se demoran esperando
que se olviden o prescriban, como ocurre en el caso de Fabra que lleva más de 8
años y sin que se sepa cuándo va a acabar, o utilizan las comisiones parlamentarias
para tapar lo que dicen que investigan con pantomimas bufas. Y así, el fiscal
griego recurre la absolución de Kostas Vaxevanis que publicó la lista de políticos
delincuentes para seguir acosándole en instancias superiores o, en España, ante
la publicación en el diario El Mundo de posibles cantidades de dinero recibidas
por Artur Mas y Jordi Pujol por adjudicaciones de obras, el fiscal no entra en
el caso sino que ordena que se investigue la filtración.
3. Cambiar lo que haga falta para que
todo siga igual
Hasta los jueces de los que hablábamos el sábado
16 se han pronunciado sobre la solución del Gobierno al tema de los desahucios,
calificándola de “insuficiente y arbitraria pues encubre lo que debía regular y
olvida la necesaria modificación de la Ley Hipotecaria, la acumulación de
intereses abusivos o el asunto de la valoración de la vivienda embargada a
precio inferior al que sirvió para cuantificar el crédito hipotecario. Insistimos
en lo que decíamos en la postdata de la reciente entrada 509, que “el gobierno
ha acatado y repetido exactamente lo que dijeron los banqueros. Estos no
tienen que dar ninguna orden, basta con un simple gesto de inclinación de la
cabeza, como el Padrino. El resultado es que, aparentando flexibilidad y
humanidad, dejan todo como estaba con la excepción de dos supuestos (casos
extremos): uno, que haya motivos suficientes para prever que el desahuciado
vaya a suicidarse; dos, que haya cerca un periodista que lo pueda publicar”. Sólo
en esos casos excepcionales suspenderán el desahucio; en los demás, ni hablar,
pues como explicó Gallardón, “tiene que fluir el crédito”. Esa es la realidad
aunque la camuflen con desgloses de supuestos de madres monoparentales con un
hijo (si no tiene dos, a la calle) o de ingresos que no vale la pena mencionar.
El tema de la banca dando instrucciones a los políticos sobre las actuaciones
del Gobierno, no sólo en materia financiera y económica, sino también en el
tema laboral y social, puede ser discutible a nivel general pero es evidente en
el caso de España, al menos en este caso, que sepamos. Eso sí, pintando la
fachada, para que todo siga igual. Ya sabemos lo que podemos esperar de este Gobierno,
que actúe solamente cuando se encuentre al borde del desastre y entonces lo que
haga será para cubrir las apariencias.



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