1. Sigue Dilma Rousself nuestro blog?
No creemos
que tenga tiempo para tanto, pero lo parece. Leed, si no, sus declaraciones en
la entrevista que le hicieron en Brasilia la víspera de la Cumbre Iberoamericana
de Cádiz y podréis comprobar que coincidimos absolutamente en todo,
textualmente, sólo que nosotros llevamos ya casi dos años avisándolo. No
estamos solos, con ella están Obama, Hollande, Krugman… y todos los decentes
con sentido común. Ahí van sus respuestas:
“El
problema es que se han aplicado soluciones inadecuadas para la crisis y el
resultado es un empobrecimiento de las clases medias. A este paso se producirá
una recesión brutal generalizada. Nosotros ya hemos vivido esto. El Fondo Monetario Internacional nos impuso un
proceso que llamaron de ajuste, ahora lo dicen austeridad. Había que cortar
todos los gastos, los corrientes y los de inversión. Aseguraban que así
llegaríamos a un alto grado de eficiencia, los salarios bajarían y se
adecuarían los impuestos. Ese modelo llevó a la quiebra de casi toda
Latinoamérica en los años ochenta. Con él sólo se logró ampliar la brecha
de la desigualdad social. Las políticas de ajuste por sí mismas no
resuelven nada si no hay también inversión, estímulos al crecimiento. Y si todo
el mundo restringe gastos a la vez, la inversión no llegará. Son falsos los dilemas
sobre controlar la inflación o impulsar el desarrollo, reducir el gasto público
o invertir, desarrollar primero el país para luego distribuir rentas, luchar sólo
contra la pobreza o entrar de un salto en la economía del conocimiento, optar entre
el mercado externo y el consumo interno. A mi ver, todas estas cosas deben
abordarse simultáneamente. Se necesita tiempo para la consolidación fiscal en
condiciones sociales menos graves. No solo por una cuestión ética, sino también
por exigencias propiamente económicas. El euro es un proyecto inacabado y si
Europa quiere resolver sus problemas tiene que completarlo, mediante la
supervisión y la unión bancaria. En realidad el euro no es una moneda única
hoy. El mercado distingue entre el euro español, el euro italiano, francés,
griego o alemán. Hace falta que exista un solo
mercado de títulos, un solo mercado de deuda, como en el resto de los países.
No pueden seguir así si quieren salir de la crisis. Es el tiempo de construir
los consensos, y para ello es importante que exista un liderazgo” (el que en este momento usurpa el
irresponsable, egoísta y miope Jens Weidmann, del Bundesbank).
2. Y Krugman apostilla
Hipócritas
halcones. “El
movimiento de intransigencia con el déficit nunca tuvo nada que ver con el
déficit, sino que, más bien, trataba de utilizar el temor al déficit para
destruir el colchón de la Seguridad Social (entre
nosotros la educación, la sanidad, la asistencia social, en suma el estado del
bienestar). Y permitir que eso pase no solo sería sólo una mala política, sería
también una traición a los ciudadanos. Respecto a la hipocresía de estos halcones,
ha sido evidente durante años. Los supuestos planes de Ryan para reducir el
déficit eran una pura patraña, ya que lo que proponía eran unas enormes rebajas
fiscales para los ricos y las corporaciones, aunque se negaba a especificar
cómo se compensarían esos recortes. La
Fundación Peter G. Peterson (léase FAES)
es la central de la intransigencia con el déficit. Contrariamente a como se la
suele definir, la amenazadora perspectiva de recortes del gasto y aumentos de
impuestos no es una crisis fiscal, sino una crisis política originada por el
intento de tomar a la economía como rehén. El peligro para el próximo año no es
que el déficit sea demasiado grande, sino que sea demasiado pequeño y, por
consiguiente, vuelva a hundir a Estados Unidos (léase España) en la recesión. Lo cierto es que los déficits son de
hecho una cosa buena cuando la economía está muy deprimida, de modo que la
reducción del déficit debería esperar hasta que la economía recupere fuerza. Estos
cascarrabias del déficit, al tiempo que se hacen pasar por nobles
defensores fiscales de la nación, han demostrado en la práctica que, además de
hipócritas, son incoherentes. No merecen desempeñar una función central en la
discusión política; la verdad es que ni siquiera merecen un sitio en la mesa. Una
discusión seria es lo que no hemos tenido en estos dos últimos años, porque el
discurso ha estado secuestrado por la gente equivocada, con el programa
equivocado. Mostrémosles la puerta.” Krugman
dixit.
3. The
worst is yet to come (Lo peor está aún por llegar).
La
tensión
social desborda la política. Lo dice Fernando Garea, y nosotros lo
llevamos anunciando desde el comienzo de los tiempos de este blog. Fuentes del
Gobierno, enhorabuena, constatan la preocupación de que esa tensión aumente en
los próximos meses, por el incremento de ciudadanos que quedarán sin
prestaciones al agotar el tiempo máximo legal. Nunca
ha habido tantos desempleados sin ingresos. La cifra aumenta de forma
exponencial y anticipa una previsión sin precedentes de impagados y, por tanto,
de potenciales desahucios. En esas familias, además, se paga por los
medicamentos, se limitan las ayudas de comedores escolares, se reduce la
Dependencia y sube el IVA, hasta
llegar a datos que muestran que, por ejemplo, la renta media familiar ha caído
en 2.000 euros desde 2007 y la tasa de ahorro de los hogares se redujo a la
mitad.
Según las estimaciones de Valeriano
Gómez, ex-ministro de Trabajo y diputado socialista, en 2013 habrá más de tres
millones de parados sin prestación. Y entre 2010 y 2012 se han duplicado los
parados sin prestaciones. “Casi dos millones de desempleados registrados (2,6
millones según EPA) no reciben ninguna prestación y esto no ocurría desde la
década de los 80, cuando no había un sistema desarrollado de ayuda al
desempleo”. La marcha hacia el empobrecimiento general es desbocada y
galopante, pues en los dos últimos años los salarios han crecido por debajo de
los precios y en 2012 la brecha de la desigualdad social
se está ampliando como nunca como consecuencia de la aplicación de la reforma
laboral. El Gobierno asegura que no cree que esa tensión social se traduzca en
brotes de violencia, pero el Ministro del
Interior (en coordinación con el de Defensa?) ha elaborado planes
específicos y prevé episodios vinculados a protestas concretas y por parte de
grupos minoritarios y marginales. La primera consecuencia de la tensión social
y el pesimismo ante la crisis es el cada vez mayor distanciamiento ciudadano de
las instituciones.
Y qué decide entonces el Gobierno?
pues lo de siempre, “estudiar medidas paliativas”, tipo de las recién tomadas
en el tema de desahucios. El equipo de los miles de asesores del Gobierno que
redacta las falacias y eufemismos con ambages y rodeos se apresta a trabajar a
marchas forzadas rebuscando en el argot callejero (por su mayor intimidad y
acercamiento) palabros hueros que
suenen guay pero que no signifiquen nada, para explicar al ciudadano lo que no
tiene ninguna justificación.



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