jueves, 22 de noviembre de 2012

512. reflexiones y otros disparates del día (22/11/12)

1. Sigue Dilma Rousself nuestro blog?
No creemos que tenga tiempo para tanto, pero lo parece. Leed, si no, sus declaraciones en la entrevista que le hicieron en Brasilia la víspera de la Cumbre Iberoamericana de Cádiz y podréis comprobar que coincidimos absolutamente en todo, textualmente, sólo que nosotros llevamos ya casi dos años avisándolo. No estamos solos, con ella están Obama, Hollande, Krugman… y todos los decentes con sentido común. Ahí van sus respuestas:
      “El problema es que se han aplicado soluciones inadecuadas para la crisis y el resultado es un empobrecimiento de las clases medias. A este paso se producirá una recesión brutal generalizada. Nosotros ya hemos vivido esto. El Fondo Monetario Internacional nos impuso un proceso que llamaron de ajuste, ahora lo dicen austeridad. Había que cortar todos los gastos, los corrientes y los de inversión. Aseguraban que así llegaríamos a un alto grado de eficiencia, los salarios bajarían y se adecuarían los impuestos. Ese modelo llevó a la quiebra de casi toda Latinoamérica en los años ochenta. Con él sólo se logró ampliar la brecha de la desigualdad social. Las políticas de ajuste por sí mismas no resuelven nada si no hay también inversión, estímulos al crecimiento. Y si todo el mundo restringe gastos a la vez, la inversión no llegará. Son falsos los dilemas sobre controlar la inflación o impulsar el desarrollo, reducir el gasto público o invertir, desarrollar primero el país para luego distribuir rentas, luchar sólo contra la pobreza o entrar de un salto en la economía del conocimiento, optar entre el mercado externo y el consumo interno. A mi ver, todas estas cosas deben abordarse simultáneamente. Se necesita tiempo para la consolidación fiscal en condiciones sociales menos graves. No solo por una cuestión ética, sino también por exigencias propiamente económicas. El euro es un proyecto inacabado y si Europa quiere resolver sus problemas tiene que completarlo, mediante la supervisión y la unión bancaria. En realidad el euro no es una moneda única hoy. El mercado distingue entre el euro español, el euro italiano, francés, griego o alemán. Hace falta que exista un solo mercado de títulos, un solo mercado de deuda, como en el resto de los países. No pueden seguir así si quieren salir de la crisis. Es el tiempo de construir los consensos, y para ello es importante que exista un liderazgo” (el que en este momento usurpa el irresponsable, egoísta y miope Jens Weidmann, del Bundesbank).
2. Y Krugman apostilla
Hipócritas halcones. “El movimiento de intransigencia con el déficit nunca tuvo nada que ver con el déficit, sino que, más bien, trataba de utilizar el temor al déficit para destruir el colchón de la Seguridad Social (entre nosotros la educación, la sanidad, la asistencia social, en suma el estado del bienestar). Y permitir que eso pase no solo sería sólo una mala política, sería también una traición a los ciudadanos. Respecto a la hipocresía de estos halcones, ha sido evidente durante años. Los supuestos planes de Ryan para reducir el déficit eran una pura patraña, ya que lo que proponía eran unas enormes rebajas fiscales para los ricos y las corporaciones, aunque se negaba a especificar cómo se compensarían esos recortes. La Fundación Peter G. Peterson (léase FAES) es la central de la intransigencia con el déficit. Contrariamente a como se la suele definir, la amenazadora perspectiva de recortes del gasto y aumentos de impuestos no es una crisis fiscal, sino una crisis política originada por el intento de tomar a la economía como rehén. El peligro para el próximo año no es que el déficit sea demasiado grande, sino que sea demasiado pequeño y, por consiguiente, vuelva a hundir a Estados Unidos (léase España) en la recesión. Lo cierto es que los déficits son de hecho una cosa buena cuando la economía está muy deprimida, de modo que la reducción del déficit debería esperar hasta que la economía recupere fuerza. Estos cascarrabias del déficit, al tiempo que se hacen pasar por nobles defensores fiscales de la nación, han demostrado en la práctica que, además de hipócritas, son incoherentes. No merecen desempeñar una función central en la discusión política; la verdad es que ni siquiera merecen un sitio en la mesa. Una discusión seria es lo que no hemos tenido en estos dos últimos años, porque el discurso ha estado secuestrado por la gente equivocada, con el programa equivocado. Mostrémosles la puerta.” Krugman dixit.
3. The worst is yet to come (Lo peor está aún por llegar).
La tensión social desborda la política. Lo dice Fernando Garea, y nosotros lo llevamos anunciando desde el comienzo de los tiempos de este blog. Fuentes del Gobierno, enhorabuena, constatan la preocupación de que esa tensión aumente en los próximos meses, por el incremento de ciudadanos que quedarán sin prestaciones al agotar el tiempo máximo legal. Nunca ha habido tantos desempleados sin ingresos. La cifra aumenta de forma exponencial y anticipa una previsión sin precedentes de impagados y, por tanto, de potenciales desahucios. En esas familias, además, se paga por los medicamentos, se limitan las ayudas de comedores escolares, se reduce la Dependencia y sube el IVA, hasta llegar a datos que muestran que, por ejemplo, la renta media familiar ha caído en 2.000 euros desde 2007 y la tasa de ahorro de los hogares se redujo a la mitad.
      Según las estimaciones de Valeriano Gómez, ex-ministro de Trabajo y diputado socialista, en 2013 habrá más de tres millones de parados sin prestación. Y entre 2010 y 2012 se han duplicado los parados sin prestaciones. “Casi dos millones de desempleados registrados (2,6 millones según EPA) no reciben ninguna prestación y esto no ocurría desde la década de los 80, cuando no había un sistema desarrollado de ayuda al desempleo”. La marcha hacia el empobrecimiento general es desbocada y galopante, pues en los dos últimos años los salarios han crecido por debajo de los precios y en 2012 la brecha de la desigualdad social se está ampliando como nunca como consecuencia de la aplicación de la reforma laboral. El Gobierno asegura que no cree que esa tensión social se traduzca en brotes de violencia, pero el Ministro del  Interior (en coordinación con el de Defensa?) ha elaborado planes específicos y prevé episodios vinculados a protestas concretas y por parte de grupos minoritarios y marginales. La primera consecuencia de la tensión social y el pesimismo ante la crisis es el cada vez mayor distanciamiento ciudadano de las instituciones.
            Y qué decide entonces el Gobierno? pues lo de siempre, “estudiar medidas paliativas”, tipo de las recién tomadas en el tema de desahucios. El equipo de los miles de asesores del Gobierno que redacta las falacias y eufemismos con ambages y rodeos se apresta a trabajar a marchas forzadas rebuscando en el argot callejero (por su mayor intimidad y acercamiento) palabros hueros que suenen guay pero que no signifiquen nada, para explicar al ciudadano lo que no tiene ninguna justificación.

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