martes, 6 de noviembre de 2012

496. reflexiones y otros disparates del día (6/11/12)

1. Esperemos que esta noche gane Obama
El 19 de octubre, renegando de tanto pueril antiamericanismo, nos pronunciábamos a favor de Obama por el seguro médico obamacare, el nuevo talante de la política exterior norteamericana y la valentía de su política económica. Nos lamentábamos de la persistencia de Guantánamo, el uso de los droners (aviones asesinos sin piloto) y la continuidad del ejercicio de su actividad por parte de los directivos de los fondos de inversiones causantes de la burbuja financiera y posterior crisis económica, alguno de los cuales dirige el Tesoro norteamericano. En cuanto a los 50 millones de enfermos que ya han quedado cubiertos para ser atendidos en materia sanitaria, ni siquiera Clinton, ni Kennedy ni Truman pudieron con ello. La prepotencia de la diplomacia norteamericana del presidente Bush Jr., inducida por Condoleezza Rice en contra de la opinión de Colin Powell, ha cambiado drásticamente, en cuanto al talante se refiere. Y respecto a la crisis financiera, Wall Street ha sufrido los primeros mecanismos de regulación y la masa monetaria ha recibido inyecciones de dinero por 800.000 millones $ y luego 447.000 millones más, en septiembre de 2011, en contra de las medidas europeas de ajustes presupuestarios, en unas fechas en que había que navegar a ojo porque nadie sabía cómo afrontar la recesión económica, de la cual ya han salido brillantemente. Visto lo que puede hacer un tarado mental como Bush, el mundo entero, y no sólo USA, necesita que Obama gane estas elecciones. Para confirmar lo hecho y subsanar lo que todavía no ha podido hacer, Guantánamo incluido, si consigue el favor del Congreso. Es difícil encontrar personas inteligentes entre los políticos, pero cuando los hay tienen que adaptarse a lo posible, porque frecuentemente, y más en la política, lo mejor es enemigo de lo bueno.
2. Seguimos con la desigualdad
Mejor dicho, empeoramos. Cada día. Así lo avisa el informe Growing unequal de la OCDE. Y no tiene nada de extraño que así sea dado que el pastel (la producción, la riqueza) lo trocean cada vez más pequeño (salarios, despidos…) pero esos trozos no van al limbo, se trasladan al bolsillo de los que más tienen. La reforma laboral y los despidos consiguientes han reducido los ingresos de los trabajadores que son el 90% de la población pero aumentan los ingresos de los políticos y de los ricos, que son el 10% y cada día que pasa son más ricos, ahí están sus subidas de rentas, sus bonos y sus blindajes de pensiones vitalicias. Este gobierno está cumpliendo a rajatabla sus promesas de crecimiento: de crecimiento del paro, de crecimiento de las desigualdades sociales, crecimiento de lo privado frente a lo público, crecimiento de la insatisfacción y de la indignación que nos invade… Pero el crecimiento económico no sólo es que no lo consigan, ni lo intenten, sino que lo boicotean, en aras de una política de ajustes y recortes que sólo a ellos beneficia.
3. Fe en la fe
Las tres virtudes teologales. Algún día comentaremos la indignidad de la Esperanza que nos anima a dejar nuestro destino en manos de terceros (de Otro, de la Suerte…) en lugar de afrontar con dignidad nuestras carencias y problemas, o la injusticia de la Caridad que es el reverso de la Justicia. Hoy nos quedaremos en la Fe. Esa que, según dicen, mueve montañas.
     Jordi Soler se atreve, y no sale mal parado, a insinuar que cuando una minoría engaña (o unos políticos mienten o incumplen sus promesas) los verdaderos culpables son los estúpidos, imbéciles (débiles mentales, aunque él no lo dice así) que, al creerlos, los hacen posibles. Y cuenta el caso del embaucador P.T. Barnum que a mediados del s. XIX en New York inauguró el negocio de la feria de los freakies, enanos, gigantes… y que se hizo millonario con farsas como La Sirena Fiji (mujer pescado) o la anciana de 160 años (realmente 80) que él exhibía como vieja enfermera de George Washington. Como veis, no muy distante de las patrañas de Rajoy. El lema de este farsante descarado (el de New York) era que “cada segundo nace un nuevo idiota”. Acudían multitudes a sus urnas, perdón, quiero decir a sus  ferias, lo que implicaba que creían a ojos ciegos que la Fiji era sirena y la vieja la enfermera. “Creer es más fácil que criticar, requiere menos esfuerzo…”. Estos listos fraudulentos viven a costa de los muchos, ingenuos, que creen en ellos, de la masa de idiotas que nacemos a cada segundo. Pero son los idiotas los que somos responsables de que los prepotentes, los ricos, los espabilaos, en suma los políticos, vivan a nuestra costa. A la burda mentira de que los botellines calentados por el sol vuelven cancerígena su agua, le sucede una oferta del nuevo P.T. Barnum que te vende la misma botella con distinta marca 10 veces más cara. O la pulsera magnética que expulsa (exorciza) las energías negativas que invaden tu cuerpo.
      Luego están los críticos que, desencantados por tanto fraude, ponen en tela de juicio hasta la hora que marca el reloj, y buscando información y consejo se arman un cacao mental (sobre todo si su fuente es de internet) por falta de formación o de criterio. Lo que les lleva a crear fantasmas esotéricos y lo que haga falta con tal de creer en algo. Pero esa es otra historia.
      Crédito viene de credere. El dinero circula sólo porque se aplica la buena fe entre quienes lo hacen circular al aceptarlo. Cuando se impone la desconfianza, sale a relucir la verdadera naturaleza del dinero que no tiene nada dentro, está vacío… Con lo cual todas las medidas fiscales, financieras, presupuestarias, son patrañas que se alimentan de la propia desconfianza que generan. Pero ésta sí que también es otra historia.

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