1. Adiós, España
“Soy estudiante de último curso”, nos
confiesa Mónica García Hernández, de Barcelona, y “no sé cómo puedo seguir
estudiando y acabar la carrera con las nuevas tasas estratosféricas que me
resultan imposible de salvar. Por eso me he informado sobre otros países y he
encontrado que en Suecia no tengo que pagar. Así que, dada mi situación, no me
queda más remedio que irme. Adiós, España.”
2. Hola, Holanda; hola, Hollande
Además de Francia que va a crear directamente
puestos de trabajo mediante el puro y duro aumento del gasto público (en
educación), Holanda se une ahora, por fin, a una política de fomento del
crecimiento económico que todo el mundo tiene ya claro pero nadie en Europa se
atreve a aplicar. El presidente francés, Hollande, es socialista, se supone que
de izquierdas, pero el gobierno holandés es de centro-izquierda, lo que no le
impide empezar el saneamiento de la economía con un paquete de medidas financieras
para controlar los bancos con el fin de erradicar las hipotecas y los créditos
basura.
De un hachazo, como se rompen los nudos que
no se pueden desatar. Aprovechando los datos con los que se ha encontrado en el
programa fallido de ventas de tierras del IARA (Instituto Andaluz de Reforma
Agraria), el gobierno andaluz se propone ceder tierras gratuitas a los parados que
quieran trabajarlas y vivir de ellas. Yo no soy creyente pero si es para que
esta iniciativa tenga éxito, soy capaz de ponerle una vela a Sanquiensea, si
con ello ayudo a algo. Las cesiones serán gratuitas a parados de la zona
organizados en cooperativas o mediante convenio con los Ayuntamientos. Los
adjudicatarios obtendrán un salario en función de los beneficios de la
explotación, y los productos se comercializarán en mercados locales. Se
primarán los cultivos que generen más empleo…, etc.
Pues
bien, en cuanto alguien quiere hacer algo útil para paliar la epidemia del
paro, el gobierno pega un bote y amenaza con paralizarlo como sea. En este
caso, por ejemplo, arguyen que todo contrato público requiere “publicidad y
concurrencia”, lo que daría acceso a las grandes empresas e industrias agroalimentarias,
abortando el propósito de estas actuaciones de emergencia cuyo objetivo es ayudar
a los más necesitados. Serán cabro…! Se puede o no se puede llamarles cabronazos?



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