Textos de terceros
Manuel Alcántara, Grandes
facilidades (Heraldo 1/11/12)
La última oferta que hemos recibido y que tampoco podremos
rechazar es la de poner en la calle a la gente que aún estaba dentro. Desde
hoy, Ayuntamientos, ministerios y las comunidades que tengan déficit, que son
todas, con diferencias de grado pero no de esencia, podrán poner en marcha los
despidos colectivos. Todos a una y marchando sin atropellarse que hay que tener
mucho cuidado con no pisar a un parado de mayor antigüedad.
Nunca ha sido
fácil ganarse la vida, pero jamás se nos han dado tantas oportunidades para que
la perdamos. Yo he pertenecido a tantas generaciones que no sé con certeza de
cuál soy. Al mirarme al espejo para afeitarme no oigo el ruido de la maquinilla
ni el de las declaraciones de la sra. Merkel, aunque ambos sean de Alemania. En
cambio, a pesar de mi moderada deficiencia auditiva, oigo la aflicción de mi
patria. Será porque la escucho. Tengo amigos que se han quedado sin trabajo en
Madrid y otros que se están quedando sin patria en Barcelona. Las desgracias
nunca vienen solas, están acompañadas por el IVA, que a cambio de frenar el
déficit está acelerando los precios. No quiero pensar que la subida de tipos de
interés esté íntimamente relacionada con los intereses de esos tipejos tan poco
interesantes que nos gobiernan. No hay que disparar contra el pianista, que
hace lo que puede, pero la partitura suena fatal.
Maruja Torres,
Iniquidad, (El País 1/11/12)
La
palabra que define la actuación de este Gobierno es inequidad: desigualdad
social, que tiene su expresión en el manejo de los desahucios. Hay otra palabra
que también se ajusta al comportamiento oficial, y que se parece mucho a la
anterior: iniquidad. Por ejemplo, presupuesto cero para la Ley de la Memoria
Histórica frente a la renovación del marquesado a los Queipo de Llano.
Iniquidad e inequidad son las dos
patas sobre las que se sustenta la tesitura moral de unos gobernantes que,
paralelamente a la desastrosa gestión económica, obediente y servil al gran
capital, muestran un patente desprecio hacia los cientos de miles de personas
que van dejando en el camino, víctimas de la reforma laboral y de los recortes
salvajes que se han adoptado para poder auxiliar a la banca y, sobre todo, a
Bankia.
La grosería se muestra igualmente en
las ausencias parlamentarias de Rajoy y sus desganadas presencias; en los
ingeniosos desplantes del ministro Wert, que considera aburridas las votaciones;
en ese cínico vídeo electoral fabricado para demostrar que les gusta el pan con
tomate de Catalunya... Ah, el vídeo: está realizado con tal falta de escrúpulos
que resulta un elemento tan digno de estudio político como una grabación de la
boda de la hija de Aznar. Grosero es el descaro con que la señora Cospedal
desprotege la fauna en montes de su feudo de Castilla-La Mancha, según denuncia
Ecologistas en Acción, para liberalizar la caza en dichas zonas. La caza: ese
mundo verde loden de camuflaje por el que se mueven con tanta comodidad
los prebostes. La caza entendida como depredación e iniquidad, en todos los
terrenos.
Así que nos movemos entre palabras,
actitudes y decisiones de una brutalidad aberrante. Pero ese, siendo grande, no
es nuestro principal problema. El problema será que nos acostumbremos. Y a eso
vamos.
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