El Disparate Económico.
La clase política toma al Estado para su autoabastecimiento
Carta a la Sra. Merkel: exija el
fin de las autonomías
Roberto
Centeno (25/06/2012)
Hace tres
semanas, el profesor e historiador norteamericano David Spengler publicaba
una carta abierta en The Asian Times dirigida a su
persona, en la que la pedía "que dejara caer a España", y explicaba
las razones, que iban desde la incompetencia, el despilfarro y la corrupción
generalizadas del Gobierno y particularmente de las administraciones
territoriales, donde nadie controla nada y nadie responde de nada, lo que
implica una asignación del grueso de los recursos públicos (45 % del PIB) en
forma tan disparatada e ineficaz que supera todo lo imaginable. Adicionalmente,
según el Dr. Spengler, el Gobierno miente en todo: sobre su situación
económica, sobre la bancaria y sobre la fiscal. Su deuda y los intereses son ya
inasumibles y, en consecuencia, somos insalvables.
No
obstante, y aun reconociendo la veracidad de sus afirmaciones -que tengamos hoy
más PIB real que en 2007 resume la falsedad
inaudita de las cifras oficiales-, España no sólo es salvable es que ni
siquiera necesitaría la intervención, sólo necesita la supresión del sistema autonómico, que
representa un despilfarro anual de más de 120.000 millones de euros,
equivalentes al 12% del PIB. Sin embargo, la oligarquía política se
opone radicalmente a desmontar esta gigantesca estructura que ha levantado en
su exclusivo beneficio y escapa a las manos de los españoles el poder
de cambiar este expolio de proporciones épicas. A día de hoy, el déficit de las regiones y ayuntamientos asciende a
unos 5.000 millones de euros mensuales, y está siendo cubierto por el
Gobierno con supuestos "adelantos presupuestarios", supuestos porque
jamás serán devueltos, lo que ha elevado el déficit del Estado en un 50% hasta
abril, equivalente al 10% del PIB en términos anualizados. Y tampoco pueden
pagar los vencimientos de deuda, más de 25.000 millones, y esperan que el
Gobierno con el dinero del BCE lo haga por ellos.
Con
una deuda pública total -no solo la computable- del 118 % del PIB oficial, un
déficit 2012 estimado en más de 110.000 millones y unos intereses del 4,5% del
PIB oficial en los próximos 12 meses, España ha superado el punto de no retorno
y ocurre que sólo Ud. como Canciller de Alemania y líder más
cualificada de Occidente tiene el poder de acabar con una situación que
supondrá la ruina, no solo de España sino tal vez el fin de la zona euro. Y
para evitarlo bastaría exigir, condicionando a ello cualquier ayuda, la reforma radical de las instituciones territoriales
responsables de los dos tercios del gasto público. Es absolutamente
inaceptable, tanto social como económicamente, que la UE y el FMI exijan a España que
suba impuestos y recorte prestaciones, sin antes acabar con el
despilfarro autonómico. ¿Cómo se puede
subir el IVA y recortar pensiones y mantener 30.000 coches oficiales o dos
millones de empleados públicos inútiles? ¿Cómo destruir la economía
productiva y de las familias y mantener intacta la improductiva? Y es ahí Sra. Canciller, donde los españoles
necesitamos desesperadamente su ayuda.
Como
conoce perfectamente, porque lo ha vivido en primera persona, España ha estado
gobernada durante más de siete años por un presidente poco cualificado y ahora,
a pesar de las ilusiones populares puestas en el cambio, Mariano Rajoy
se ha revelado un fracaso total. Ni tiene coraje, ni tiene un plan
ni intención alguna de tenerlo, toda su gestión ha resultado una auténtica
tragedia. Ambos, junto con el aparato de sus propios partidos, funcionan
exclusivamente como una oligarquía -España tiene 450.000 políticos, cuatro
veces más por habitante que la UE- de intereses comunes y nunca como partidos nacionales. Para
ellos son más importantes sus ventajas partidistas y personales que los
intereses de la nación, lo que les lleva a mantener a toda costa un modelo
de Estado cuyo nivel de despilfarro y de corrupción nos conduce a la ruina.


Primero
colocaron a decenas de miles, luego a cientos de miles y hoy totalizan dos
millones de empleados públicos nombrados a dedo -causa principal del
brutal nivel de desempleo, ya que en España cada empleo público destruye 2,8
puestos en el sector privado- y donde para
no tener que dar explicaciones a nadie crearían hasta 3.000 empresas públicas, la gran tapadera del
despilfarro, una inmensa telaraña de ocultación de deuda y corrupción,
empleando a 400.000 personas amigas y con sueldos un 35% superiores a la media
del sector privado.
El
grueso de la crisis bancaria derivaría también del modelo de Estado. El 54% de los
depósitos de la banca se concentraba hasta el año 2.000 en cajas de ahorro, que
habían sido el referente de las clases humildes españolas durante casi dos
siglos y que se convertirían en botín preferido de los Presidentes autonómicos,
que impondrían a personas políticas afines no profesionales al frente de las
mismas, al objeto de poder disfrutar de un poder económico casi ilimitado para
financiar sus obras faraónicas y los disparates más inauditos.
Veinte
"gestores" irresponsables y moralmente corruptos, interrelacionados
política y económicamente por 14 presidentes autonómicos, que les garantizaría
la no intervención del Banco de España primero y la ocultación de la realidad
de sus balances después, financiarían los proyectos inmobiliarios más
inauditos, que junto con las grandes obras públicas llevarían a la quiebra a la
mayoría de estas instituciones bicentenarias en solo ocho años. PP, PSOE y nacionalistas sellarían un pacto de
silencio para que ninguno de los responsables de tamaña catástrofe
fuera procesado. La última acción al respecto la protagonizaría el Sr. Rajoy,
de acuerdo con el PSOE, al no destituir al Gobernador del Banco de
España por grave incumplimiento de sus obligaciones a cambio de su silencio.
En
conjunto, esta situación ha llevado a España a un nivel de endeudamiento
público y privado del orden del 400% del PIB, el más elevado del planeta, una cantidad que jamás podrá ser
devuelta. Dentro de ella, la deuda pública no cesa de crecer, gracias a la
actitud absolutamente irresponsable del BCE, cuyos préstamos se entregan sin
control alguno para financiar el gasto corriente y los agujeros bancarios, y
donde ni un euro va a la economía
productiva, lo que arruinará España para varias generaciones. El
rescate bancario ha sido de nuevo insuficiente, porque se ha infravalorado la
morosidad -la real es doble de la oficial- y porque las viviendas caerán aún un 35%y no se ha
tenido en cuenta. Además crea un círculo vicioso de bancos quebrados comprando
deuda con el dinero del BCE para mantener un Estado quebrado, que a su vez se
endeuda para salvar a estos mismos bancos quebrados. Sólo la actuación
simultánea sobre el sistema financiero, cerrando los bancos inviables y
cambiando de modelo de Estado, puede salvarnos.
Sin
embargo, si la ya inevitable intervención se hace en forma indiscriminada,
desconociendo la realidad económica de la nación, reduciendo salarios y
prestaciones y subiendo impuestos, sin cortar de raíz los focos de despilfarro
y manteniendo intactos los 450.000 políticos, parásitos sociales en su mayoría,
que nos han llevado a la ruina, el resultado
sería un desastre histórico y la miseria y el hambre para millones. Es
por ello Sra. Canciller, que como única persona que está hoy en condiciones de
ayudar al pueblo español, me dirijo a Ud. para pedirla que antes de la
intervención exija en su lugar la supresión de la locura económica que implica la
actual administración autonómica y local. La eliminación de un gasto inútil
de 120.000 millones de euros anuales,
permitiría reducir el endeudamiento y crear empleo significativamente en
relativamente poco tiempo, mientras que la alternativa conllevaría una brutal
deflación interna con unas consecuencias económica y socialmente devastadoras.
Un sufrimiento casi inimaginable para los españoles actuales y futuros, para
mantener los privilegios de una oligarquía política parasitaria y corrupta.


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