jueves, 21 de junio de 2012

351. reflexiones y otros disparates del día (21/6/12)

1. La vejez se define por el rechazo al cambio
Me costó pasar de la máquina de escribir al procesador de textos en un PC, Pero me di la oportunidad. Y valió la pena. Mi Toshiba tenía 20 MG de las cuales me sobraban 19. Pronto caí en la cuenta de que una vez que se entra en la red, de ésta no te escapas mientras vivas. Nuevos programas requerían nuevos ordenadores de mayor capacidad, en una espiral de locos de la que consigo librarme a duras penas y con grandes esfuerzos. A lo que me niego es a trabajar en la red con un móvil smartphone. Entre otros motivos, porque no lo veo (tamaño de la pantalla y de las letras, y todo eso.) Y me resulta incomodísimo manejarlo con un dedo. Cuando mi gente me insiste en que me descargue los programas del twiter o de what’s up (se escriben así?) y de tablets…, me resulta fácil hacerles caso omiso, aunque les pongo disculpas que me ayuden a parecer razonable: que la red nos hace más vulnerables, que mi nokia funciona igual de bien que hace diez años y no lo quiero cambiar…, que sois todos un atajo de consumistas, no aceptando el argumento, que escuece, de que el rechazo al cambio es un síntoma inequívoco de senilidad. Lo de la plasticidad del cerebro y todo eso. En esta tarea me ha ayudado hasta ahora una amiga de la infancia que, como yo, en este punto ha dicho basta y se acabó. Hasta ayer. Hasta ayer en que me ha confesado que ha sucumbido, que aceptó que su marido le regalara un maldito aparato de ésos que le ha costado un mes aprender a manejarlo, pero que ahora, qué quieres que te diga, chico, ha valido la pena. Tomo conciencia de que en materia de fidelidades no te puedes fiar ni de tu padre. Y de que los héroes se definen por su soledad. (Y de que me apunto en la agenda “consultar con mi operador de telefonía cuántos puntos tengo”).

2. La riqueza es relativa
Los ricos reniegan de los servicios públicos y temen, con razón, que un Estado fuerte redistribuya los ingresos, por lo que usan toda su influencia para reducir impuestos y recortar el gasto público. El desempleo provoca un exceso de oferta de mano de obra que abarata los salarios aunque puede llegar a conducir a una inestabilidad económica (y social). Pero el rico no es feliz por su riqueza sino por sentirse superior a los que son más pobres, a los cuales necesita para tomar conciencia de su bienestar. Ponga un pobre en su mesa. Sin embargo, centrar toda la felicidad en la riqueza no le lleva a ningún lado porque siempre tendrá otro más rico por encima, que no le dejará ser feliz. Un nativo de la selva que no conociera nuestra civilización no podría sentirse pobre al no tener algo más “rico” con lo cual poder compararse. La riqueza y la pobreza, por lo tanto, no es algo que debiera preocuparnos sino más bien la desigualdad. Desigualdad de oportunidades que cada día encuentra más barreras y que la clase acomodada intenta construirlas mediante la educación y sanidad segregada, privada.

3. Legitímese, sr Rajoy
No, no es verdad que esté legitimado, por mucha mayoría absoluta que disfrute en el Congreso. Esos votos se los dieron mediante sus engaños. Su comportamiento y política, contrarias a lo que prometió, le deslegitima para ejercer su trabajo como jefe de gobierno. Sus mentiras, eufemismos y contradicciones permanentes le han ganado en seis meses el rechazo de muchos que le votaron. Y si, como sospecho, sometiéndose a una consulta ciudadana, ésta le negara su confianza, estaría usted usurpando una función, lo cual sería otro delito añadido. Las urnas, aunque dan acceso al poder, no son una patente de corso. Por más que lo parezca, pues lo ejercen haciendo caso omiso de cuanto les rodea. Pero el poder tiene que legitimarse cada día. La torpeza y/o corrupción de los gobiernos estigmatiza a los votantes, cuya rebelión, si se produce, no debe ser ignorada. Claro que quienes se han comportado como vuecencias han venido haciendo en los últimos años, poco les importan estas minucias. A saber qué harían los votantes ahora que ya saben a qué atenerse con ustedes.

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