1. América femenina

Todas lo son. Pues filtradas a través de nuestros deseos, no tienen nada que ver ni con la realidad (si es que la hay) ni con la objetividad tal como la ven los demás. Son gritos estentóreos, desesperados, fruto de la soledad, mendigando aceptación, respeto, incluso admiración, y por supuesto justificación de todo lo que hemos hecho a lo largo de nuestra efímera existencia. Es un intento desesperado de inmortalidad, al menos en la memoria de los que nos conocieron y, si es posible, en la de sus nietos. Por la cuarta autobiografía va Fidel Castro (A dos voces, 2006, Ofensiva estratégica y Victoria estratégica, ambos del 2010, Guerrillero del tiempo, 2012), como si no hubieran tenido suficiente los cubanos con los 50 años de opresión que llevan soportándole. Viéndose como el ombligo del universo, los dictadores no se enmarcan en la historia sino que la acomodan, explican e intrepretan como algo complementario de su propia existencia. A estos héroes les gusta legitimar su abuso del poder por la gracia de su dios o por el juicio de la historia. Su ceguera les impide percatarse de que ésta es implacable no sólo por condenarles irremisiblemente sino por lo que todavía duele más, por ignorarles.
3. En pantalla:
3. En pantalla:
A la película iraní Nader y Simín (Una Separación) candidata al Oscar como mejor pelicula extranjera, que en su día comentamos, añadid otras dos más: Los Descendientes, con un G.Clooney que se expresa con los más simples gestos, y Albert Nobbs con una Glenn Close y una historia inconmensurables. Me han hablado además muy bien de la Danza Contemporánea de Cuba en el teatro Real de Madrid en estos días hasta el 23 de febrero, y en Barcelona, creo, los primeros días de marzo. Se admiten comentarios, críticas y sugerencias.
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