1. Desigualdades sociales
Y dentro del futuro de más desigualdades merece un trato especial la desigualdad de género. Las mujeres asesinadas seguirán creciendo cada año si no se toman medidas acertadas contra esta tendencia. No sirven las medidas judiciales ni las policiales si no se ataca al problema de raíz, que no es otro sino la desigualdad económica y social en que se encuentra la mujer. El día que los varones y mujeres sean iguales, de verdad, se acabarán los problemas de esta índole, al menos en cuanto se refiere al sexo de las asesinadas. Si van a continuar matándose, al menos que las víctimas por géneros lleguen al fifty/fifty, la mitad de cada sexo, sería un buen termómetro.

Ojo al parche, atención a lo que nos viene. Y no hace falta ser arúspice ni augur para predecir lo que resulta evidente: que cada día que pasa aumentarán las desigualdades económico-sociales. Esta nueva política que se ha impuesto, en la que los “problemas” financieros se imponen sobre los temas de la economía productiva, el paro y los sueldos paralelos complementarios del Estado del Bienestar (educación y sanidad gratuitas, cuidado de los hijos y de ancianos, pensiones, vivienda…) que se quieren cargar y están cargando, no tiene otra salida que el estallido, quizás violento, de las clases más menesterosas, cuando entren en ellas poco a poco las clases medias que se irán empobreciendo. El umbral de la pobreza de necesidad en EE.UU. lo marca el listón de los 25.000 $ / año para una familia de 4 miembros, por debajo del cual viven 50 millones de pobres de necesidad norteamericanos, un 16% del total de 300 millones que pueblan los USA. En la cifra de 35.000 $ / año, que marca la cuasi-pobreza, entran 50 millones más, lo que da un total de 100 sobre 300, l/3 del total. Pues bien lo previsible, más aún lo inevitable, es que estas cifras aumenten cada año bastante más, con las políticas vigentes que ya han sido adoptadas por Europa. Eso es lo que hay.
2. Desigualdad de género

Apareció en el programa La Noria de Tele 5 la madre del Cuco, supuesto asesino de la joven Marta del Castillo, y como su presencia en el mismo sufrió un rechazo de la audiencia, los patrocinadores retiraron sus anuncios comerciales dando a entender que no quieren ser vistos asociados a personas no virtuosas que puedan mancillar la imagen de las respectivas marcas: Vodafone, L’Oreal, Nestlé. Campofrío, President, Puleva, Bayer, Panrico, Banco de Sabadell… Si su espantá se debía al rechazo de la audiencia, vale, pero justificarla con la excusa sugerida de que ellos sólo patrocinan programas virtuosos cuando llevaban cuatro años apoyando un programa de cotilleo y telebasura, de escándalos y griterío, pero -eso sí- del agrado de la audiencia, media un abismo. Lo que ha provocado una respuesta fulminante de Javier Marías en su artículo “Aspavientos de virtud” que condena la redomada hipocresía de las firmas comerciales, a lo que nos sumamos sin dudarlo ni un minuto, comprometiéndonos a no ver nunca más ese programa, que por cierto nunca he visto.
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