jueves, 10 de abril de 2025

2657 (J 10/4/2025) Netanyahu

 

      Desde diciembre de 2022 es el actual primer ministro de Israel, cargo que también ocupó desde 1996 a 1999 y del 2009 al 2021; también es presidente del partido Likud. Denunciado ante el tribunal internacional penal de La Haya (como criminal de guerra por su genocidio, crímenes de guerra y de lesa humanidad, en Gaza y Cisjordania), del que forman parte 125 países, puede y debe ser detenido allá donde se halle, fuera de Israel.
      Durante la primera presidencia de Donald Trump, Estados Unidos apoyó a Jerusalén como la capital de Israel, reconoció la soberanía israelí sobre los Altos del Golán y negoció los Acuerdos de Abraham, una serie de acuerdos de normalización entre Israel y varios estados árabes. Netanyahu se ha enfrentado a críticas internacionales por los asentamientos israelíes en los territorios ocupados de Cisjordania. Los nuevos “okupantes” desplazan violentamente a sus legítimos residentes sin necesidad de ningún requisito legal o judicial ni garantías para sus legítimos ocupantes.
          Netanyahu ha creado un organismo para gestionar la expulsión de gazatíes. Que son 2 millones y están en su tierra. Hele! así como quien no quiere la cosa. El movimiento islamista afirma que “cada vez que Israel ha intentado sacar a palestinos por la fuerza sólo ha logrado que regresen en ataúdes”.
              La siniestra ocurrencia de Trump de utilizar Gaza para un resort de lujo, con los más de 50.000 cadáveres de gazatíes todavía calientes, es una carta blanca para que Netanyahu haga lo que quiera con los palestinos Y Netanyahu necesita la guerra para mantenerse en el poder y proseguir en su regresión autoritaria. Su última hazaña -a día de hoy, 6 de abril- es el asesinato de 15 socorristas que acudían en auxilio de las víctimas de un bombardeo, cuyos cadáveres han aparecido maniatados en fosas comunes.

  La última orden de desalojo “voluntario”, undécimo en lo que va de guerra, ha sido para los 50.000 habitantes de la ciudad de Rafah y zonas colindantes. El ejército mantiene el bloqueo a la entrada de ayuda humanitaria y envía a estos palestinos gazatíes a una zona de tiendas de campaña que bombardea frecuentemente.

En la localidad septentrional gazatí de Beit Lahiya cientos de manifestantes palestinos, incluidos niños, que se han pronunciado contra la guerra y sus más de 50.000 muertos, han proferido consignas contra Hamás. La ANP (Autoridad Nacional Palestina), dominada por fuerzas laicas y rival de Hamás, no ha dejado pasar la ocasión de dar cuenta de esas protestas y ha ofrecido su altavoz a políticos de Ramala (capital de Cisjordania).

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