(Miguel Jiménez Cabeza, elPais de 22.1.2024)
(Se trata de una iniciativa conservadora en la Cámara
de representantes de Nuevo Hampshire, con motivo de las primarias republicanas
del 22/1/24, proponiendo penas de hasta 20 años por guiarse por criterios ESG, medio-ambientales,
sociales y de gobernanza, al gestionar fondos públicos.)
La
inversión con criterios medioambientales, sociales y de gobernanza (conocidos
como ESG, por sus siglas en inglés) se ha convertido en uno de los frentes de
la guerra cultural estadounidense. El último paso es una propuesta de ley
registrada en la Cámara de Representantes estatal de Nuevo Hampshire, con sede
en Concord, en la que tres diputados proponen que, en ciertos supuestos, el uso
de criterios ESG sea castigado con penas de hasta 20 años de cárcel. Cuatro
Estados conservadores, Florida, Texas, Luisiana y Carolina del Sur, han castigado
ya a firmas de inversión social por abrazar esos motivos. Y más de una docena
de Estados republicanos están promoviendo leyes antiESG que impidan que se gestionen
fondos públicos con esos criterios o que se concedan licitaciones a empresas
que los apliquen de forma que consideren discriminatoria.
Los promotores de esta idea defienden
que sólo debe tomarse en cuenta el criterio de la rentabilidad. “La inversión
ESG debe prohibirse en los fondos gestionados por el Estado, argumenta Mike
Belcher, porque esta práctica acarrea necesariamente una disminución de los
beneficios al dar prioridad a criterios distintos de las ganancias financieras.
Como tal, la inversión ESG es similar al fraude en que estas ganancias no
percibidas se aprovechan para el activismo social y político.” Corcoran cita a
Milei como ejemplo en Argentina: “Milei ha demostrado la utilidad del drama, la
pasión y una buena puesta en escena” (incluida la exhibición de una motosierra
en la Cámara de Diputados del Congreso Nacional argentino.)
Se apruebe o no, la propuesta es
un ejemplo de cómo para la mayoría de los políticos republicanos los criterios
ESG son una forma de imponer una agenda progresista por la
puerta de atrás. Lo importante para ellos es maximizar el beneficio y lo demás
son milongas de capitalismo woke, como lo denominan
despectivamente, en referencia a quienes supuestamente han despertado (woke) ante
las injusticias y los problemas sociales y se disponen a combatirlos.
De cine: Puan y How to have sex.
Mientras
Puan me decepcionó (la califiqué con un 8 cuando esperaba que mereciera
un 10), a How to have sex le di un 7 ( más del 6 con que la esperaba). Y
me quedo con ésta última para comentarla:
Es muy difícil trazar la línea que separa
el consentimiento en el sexo del no consentimiento, máxime si, como ocurre en
muchos casos, ni siquiera los mismos interesados son capaces de discernirlo. Es
el caso del film How to have sex que dilucida pedagógicamente cuándo un
consentimiento aparente encubre una falta real de consentimiento. Chapeau.
Varias como ésta y terminamos entendiéndolo todos.
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