sábado, 1 de abril de 2023

2315 (S 1/4/2023) Nacionalismos, ca-ca.

Xavier Cercas nos instruye sobre la peste de los nacionalismos:
Necesitamos una Ilustración nueva que acabe con las guerras nacionales igual que la vieja acabó con las religiosas. No se trata de suprimir el sentimiento nacional, como la vieja Ilustración no pretendió suprimir el sentimiento religioso; se trata de recluirlo en la esfera privada, de que se convierta en cosa de cada cual, no de los Estados, que deberían ser nacionalmente neutros, imparciales: que cada uno se sienta lo que quiera (o que no se sienta nada). ¿Difícil? Desde luego, porque el nacionalismo —esa ideología que identifica la lengua con la cultura, la cultura con la identidad, la identidad con la nación y la nación con el Estado— triunfó de tal modo que parece eterno, indestructible; no lo es: en realidad, es un fenómeno que no cuenta con más de dos siglos y medio de historia…, no puede ser más difícil privatizar el sentimiento nacional de lo que fue privatizar el religioso. Yo no veo en todo caso otra forma de que dejemos de hacernos la vida imposible con los dichosos sentimientos nacionales. Nacida del espanto de las dos mayores matanzas nacionalistas de la historia, la Unión Europea se basa quizá sin saberlo en esa idea antinacionalista de raíz.

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