Analizados los
ADN de cuatro cráneos checos, tres de varones y uno de mujer de allá por los
años 45.000, cuando los Sapiens llegamos de Africa, me sorprenden sus
conclusiones. Según dicen, entre los años 70.000 a 35.000 en la Tierra había no
una sino hasta seis especies humanas diferentes. Nuestro ADN contiene un
pequeño porcentaje de los Neandertales europeos y algo menor de los asiáticos (Denisovanos).
Leo: “Existe
una asociación entre el grosor de la corteza cerebral en los primates y el
tamaño del grupo con el que esa especie es capaz de establecer una relación
plena. En el caso de Homo sapiens, ese grosor es una buena medida
del esfuerzo y tiempo que le dedicamos a las vidas ajenas. Este dato nos
permite imaginar el carácter de una interacción estrecha entre los neandertales
y los humanos modernos”. Y de ahí podría inferirse que el Neanderthal no desapareció,
así, sin más, sino que fue absorbido por el Sapiens, gracias a unas relaciones
sexuales con una reproducción inter-“especial”. Y el cromosoma “Y” del Neandertal
quedó reemplazado por el del Sapiens.
Si esto es así,
yo, que me creí lo que me enseñaron en Antropología: que lo que diferencia
entre las distintas especies es su incapacidad de reproducirse, tendré que echar
marcha atrás y reconsiderar la posibilidad, por ahora simple posibilidad, de
relaciones sexuales y reproducción entre los neandertales y nosotros, que
seríamos descendientes de esas uniones.
Dicho queda. Y a esperar.., nuevas
publicaciones.
El 87% de la ropa que desechamos
termina en el basurero sin reciclar
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