jueves, 22 de diciembre de 2022

2271 (J 22/12/2022) Extravagancias criminales


Ignacio Sánchez Cuenca escribe el texto La España tronada para sacar de su ceguera a los que persisten en ella.
        Aunque es costumbre aguantar un fuerte ruido ambiental cuando hay gobiernos progresistas, los excesos que hemos tenido que escuchar recientemente sobrepasan todos los límites. El motivo de la escalada ha sido el anuncio de las medidas que quiere tomar el Ejecutivo de Pedro Sánchez para impedir que se perpetúe el bloqueo de las instituciones que sin disimulo han impuesto el Partido Popular y sus magistrados afines en el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y el Tribunal Constitucional.
         El paso dado por el Gobierno ahora consiste en introducir dos enmiendas para evitar que continúe un bloqueo que no tiene justificación posible. La primera establece que, en caso de que una de las partes persista en el bloqueo, el nombramiento de los magistrados por el CGPJ se podrá realizar por mayoría simple. La segunda, que el Constitucional no tenga que examinar a los dos magistrados que nombra el Gobierno.
          Se trata, qué duda cabe, de dos medidas tomadas a la desesperada y ad hoc, a fin de resolver una crisis profunda del sistema constitucional. Es evidente que habría sido mucho mejor no tener que llegar hasta aquí. Pero la cuestión es qué otra cosa podría haber hecho el Gobierno para hacer cumplir las reglas tras la burla sistemática de las mismas por parte de la derecha. Y ahora, los mismos causantes de este disparatado desaguisado se escandalizan y lanzan acusaciones truculentas de autoritarismo, diciendo que estas medidas suponen el final de la división de poderes o, en el colmo de la desmesura, un golpe de Estado o un autogolpe, mientras se llevan las manos a la cabeza, atribuyendo al presidente del Gobierno la voluntad de convertirse en un dictador.
           Feijóo se está desdibujando a pasos agigantados, huyendo de la realidad y situándose en un mundo paralelo poblado por sus fantasmas (la ruptura de España, la victoria de los etarras, la dictadura socialista).
           Las derechas políticas y mediáticas parecen haber perdido la cordura definitivamente. Por debajo de la histeria, se adivina una profunda impotencia política.

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