No me hacía
falta leer la crítica de Boyero para animarme a ver la última de Woody Allen.
Me pasa como con Tarantino o Almodóvar, que los sigo fielmente por diferentes
motivos. En la crítica, “qué arte!”, “prodigioso cerebro”, “personajes y
diálogos insólitos”, “el tiempo vuela cuando este director está inspirado”…, me
parece que estos elogios son fruto del afecto que Woody Allen merece. Pero para
mí no es de las mejores, no llega a “La rosa púrpura del Cairo”, o “Anny Hall”…,
por citar solamente a un par de ellas.

Ni me he reído ni tampoco sonreído. Pero
me da igual, seguiré viendo todas las películas de Woody porque como persona y
cineasta me agrada y me apetece.
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