
Diagnosis: esquizofrenia entre los deseos de mantener el autogobierno y la pulsión autodestructiva que conduce a despreciarlo en nombre de la quimérica independencia.
Quim
Torra ha admitido expresamente su contradicción al impulsar a la calle a la
movilización al mismo tiempo que ordena a los Mossos reprimir las protestas
independentistas que él mismo alienta. Y lo hace con jactancia, quedándose tan
tranquilo, qué más queremos, eh? passsa
algo? Y aquí no acaba la cosa. La portavoz de la Generalitat,
Meritxell Budó, queriendo echar un capote a su jefe, intenta justificarle con
el surrealista argumento de que los agentes actuaron para “proteger a los
manifestantes” de una posible acusación de sedición (¡!? sic), recalcando de este modo la incoherencia que intenta disculpar.


Este Torra, aprendiz de Maquiavelo en su versión cutre, intenta
provocar al gobierno de Madrid para que aplique el art. 155 o lo que sea y
luego imputarle la responsabilidad por los daños, y muertos si los hubiere, con
el fin de apiñar contra Madrid a su partido con la ERC que, según los sondeos,
si va por separado le saca una fuerte ventaja en la carrera electoral.
Y ahora resulta que este
psicópata taimado es además el autor intelectual del tsunami democratic que desde el Caribe, o donde sea, dirige las
revueltas en las calles y carreteras de Cataluña, lo que le hace responsable de
los daños y heridos causados. Y encima proclama que haurem de fer-ho otra vez, que el referéndum se hará de nuevo, y
que eso lo harán dentro de esta legislatura que ya está acabada. Hasta los
mismos de su partido lo han rechazado y por todas partes le gritan marxi, vagi-se'n, que se vaya, coño, que
se vaya! Y me parece que la denuncia para su procesamiento está ya en la
fiscalía.
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