El Festival Internacional de Música Antigua (medieval) se celebró, como todos los años, en Daroca, Zaragoza, esta vez los días 2 al 10 de agosto, en el 340 aniversario del fallecimiento de Pablo Bruna, “el ciego de Daroca” y organista.
Independientemente de que a uno le guste más o menos, este festival es un fenómeno cultural digno de encomio por intentar recuperar joyas del arte que de otro modo quedarían en el olvido. La audiencia duplicaba el aforo el jueves 8 en la iglesia de Santo Domingo (más de 400 para 240 sillas) pues llegaba público de los más diversos lugares, por medios propios o en autobús, diario al servicio del Festival, desde Zaragoza capital, a 80 km.

El jueves 8 la función estaba a cargo de los Ministriles de Marsias (corneta, bajón, bajoncillo y sacabuche), todo de viento, porque remedan al flautista frigio y sátiro Marsias que, con la flauta de Atenea, vencía a cuantos se le enfrentaban y osó retar a Apolo con su lira a ver quién tocaba la mejor melodía. Viento contra cuerda. El que ganara podría hacer con el vencido lo que quisiera. Ganó Apolo, que añadió al instrumento el discutible, por antirreglamentario, complemento de su voz. Decidían las nueve musas, séquito de Apolo, todo hay que decirlo. Y el dios mandó atarlo a un pino, desollarlo vivo, y colgar su piel del árbol.
El título del programa de este día era “Batalla de Tientos. Tientos, glosas, pangelinguas, ensalada y batalla en los ministriles y el órgano”, si bien en este caso la contienda no parece que fuera entre vientos y cuerda al ser el órgano de viento también.
Y en Daroca ganó Marsias. Aunque también la afición, porque el aplauso sin duda lo mereció también el público.
https://drive.google.com/file/d/1-Ml-qeZhDkam1-5Km72T4Zp-Td72_KSR/view?usp=drivesdk
El director técnico y organista, Javier Artigas
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