sábado, 3 de agosto de 2019

1893 (S 3/8/19) Reciclaje de residuos

A nadie le gusta tropezar con porquería cuando andamos por sitios públicos. Hay muchos que, como yo, cuando ven alguna caja en el suelo la recogen para volcarla en su papelera. Y cuando vemos tm de plástico en espacios marinos nos echamos con razón las manos a la cabeza. Pero de ahí a obsesionarnos con el plástico de tal manera que rechacemos un producto por venir envuelto, media un buen trecho.
     Mario Barra Jover nos informa que los fabricantes de bebidas norteamericanos, con el fin de aumentar sus beneficios, introdujeron en los años treinta el envase de un solo uso. Pero el estupor ante los paisajes sembrados de recipientes produjo rechazo, hasta el punto de que varios Estados de la Unión se plantearon la prohibición como única solución. Los fabricantes pasaron a la ofensiva. Los anuncios iniciales en los que, tras consumir un refresco, se tiraba alegremente el envase al río (“no hay que preocuparse por guardarlo para recuperar el dinero”) fueron sustituidos por el mensaje opuesto: “Si tiras en cualquier sitio el envase, estás contaminando”. Con lo cual la responsabilidad y la culpa por el desaguisado se trasladaba del fabricante al consumidor. De los envases de un solo uso el consumidor resultaba responsable y presunto culpable de la contaminación. Si no se fabricaran de forma masiva envases de un solo uso, no existiría esa contaminación.
      En noviembre de 2018 Greenpeace nos informó de que algunos países, sobre todo asiáticos, “importan” los desechos occidentales para tratarlos. Tras la renuncia de China en 2018, otros países, como Malasia, ocuparon su lugar. Países sin legislación medioambiental y sin tecnología para hacer frente a la masa de basura que se les viene encima. El resultado no puede sorprender: la mayor parte, cuando no queda amontonada en vertederos salvajes, es incinerada sin muchos miramientos hacia las poblaciones afectadas por la toxicidad del humo. Y la poca selección que hay la pueden hacer niños sin ni siquiera un par de guantes. La conclusión es que el reciclado occidental se mantiene gracias a países pobres, que están haciendo las veces de vertederos.
El consumidor ha sido convenientemente culpabilizado. Es hora de que los habitantes de los países occidentales estén informados de que esa “solución” no funciona por desbordamiento y estén así en condiciones de mirar a los otros responsables, las industrias que los producen sin límites sensatos y los distribuidores que aceptan imponerlos sin dar opciones. Hemos aprendido a reciclar y debemos seguir haciéndolo, pero dentro de un nuevo pacto de transparencia en la información y de responsabilidad compartida.
      Hay problemas que son competencia de la Administración Pública y que no podemos consentir que se trasladen a los hombros de los ciudadanos. Podemos y debemos colaborar pero no asumir la carga, la culpa y la responsabilidad, así como la obsesión de creer que está en nuestras manos poder solucionarlo con un rechazo total a un material, el plástico, que tiene demostradas ventajas.
      Es como con el ahorro del agua.  El consumo privado de agua es nimio, aunque no recuerdo el % del total, comparado con su uso industrial y las pérdidas por defectos de mantenimiento en las tuberías para su distribución. Está bien que no se desperdicie, pero ¿por qué obsesionarse con reducir su uso privado cuando las fuentes disponen de agua suficiente y se rellenan normalmente? Os diré por qué: porque haciéndonos creer que está en nuestras manos evitar que nos quedemos sin agua suficiente, el papá Estado nos muestra su lado protector para que veamos cómo y cuánto se preocupa por nosotros.
      Matar moscas a cañonazos… Un camión atropelló a unos vecinos en un pueblo de Madrid que estaban de fiesta. El alcalde colocó unos bolardos en medio del pavimento, impidiendo el tráfico de la carretera nacional, para evitar que este accidente se repitiera. Se llenan los mares de plásticos desechados: tenemos que evitar los plásticos lo máximo posible. Pues bueno…
Y he aquí un reciclaje singular (clic aquí)

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